He
vuelto, y no crean que las vacaciones de mi cerebro creativo se hayan extendido
más de la cuenta, ni que el ocio me consumió tanto que ni para hacer humor me
dio.
A
mi cerebro no se le da por mirar culos en la playa ni fotografiarlos para
después subirlos al facebook y decir “mirá que vivo que soy”. Tampoco se le dio
por comprar un plasma, me bastó con un fin de semana de absoluta pereza
entregado a los placeres de un Spica de 14 pulgadas. La razón de mi demora: los
quehaceres estudiantiles, me enchufé una semanita y te terminé un informe de
radio de 13 minutitos.
“Se
agrandó Chacarita”, dirán. Nada más alejado, Chacarita todavía está en el
Nacional B y sin pena ni gloria seguirá allí, hasta que un día a alguien le
convenga sacarlo.
Además
de esa semanita donde me enchufé, como les dije, mi cerebro creativo vacacionó
en el Arroyo Pantanoso. Económicamente Fijate
si puso la puerca da para eso, nada más. No, no es lo que se imaginan: no
jugó al Survivor esas tres semanas, sino que paseó por Montevideo y por el
país, miró informativos, se indignó y entró al facebook y al Twitter, como
cualquiera de ustedes. Pero jamás presumió la vida que estaba llevando mediante
fotos de “yo en X lado, con X personas abrazados con caritas de ‘oh qué loco
que somos, nos estamos dando unas vacaciones a lo yanqui, el mes que viene
vuelvo a la Universidad y los encajo a la hora del recreo con una calibre 22’”.
En
esas recorridas traté de recabar datos, grabé in-fraganti a muchas personas,
las filmé, saqué apuntes o simplemente las escuché y por deformación de la
memoria construí relatos; básicamente lo que hace un antropólogo, digamos.
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Recreación
de la realidad, nada más. No me burlo de vos, burgués.
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En
todos estos relatos concluí algo: cuántos problemas tiene la gente, pucha. He
aquí muchos de ellos:
-Hay
gente que no tiene plata para el boleto, supongo que algún día me encontraré
con personas que me digan “ey flaco, ¿no tenés una moneda para recargar la
tarjeta de boleto’?”. Por ahora no.
-Hay
gente que sufre interminables cuarenta minutos de depresión a falta de caviar
para acompañar el vino añejado que la secretaria les regaló para Navidad.
-Hay
gente que se te deprime hora y media porque compró mejillones vencidos y faltan
nada más que tres horas para la novela, y no da el tiempo para ir a cambiarlos.
-Hay
gente que no tiene plata para comer.
-Hay
gente que se estresa a causa del final inesperado de la novela. “Muy pavo”
dicen, y llaman a la Cigale para pedir dos quilos de helado de arándanos, para
endulzar la amargura que les ocasionó.
-Hay
gente que se amarga porque el repartidor de dicha heladería demoró quince
minutos y cayó a la puerta de su mansión en Punta del Este con la luz amarilla
del semáforo enganchada a la rueda trasera de la moto.
-Hay
gente que se agarra flor de depresión porque ve gente durmiendo en la calle,
dos minutos después ingresan a McDonald y piden una ensalada, pero sin tomate
porque les cae mal a los riñones si comen tomate el mismo día que se indignan.
-Hay
gente que no tiene plata para la entrada y va igual a los estadios.
-Hay
gente que consigue la plata para la entrada y después necesita para el vino.
-Hay
gente que se indigna por la Justicia de nuestro país porque no encuentran al
culpable del rayón que le apareció al Mercedes la mañana siguiente al carnaval
de La Pedrera.
-Hay
gente que tiene que pasar el verano trabajando.
-Hay
gente que se indigna por la realidad de este país: que haya one laptop per
child pero no hay un Summer a la yanqui per people; el disgusto que se te
agarra esa persona, se tiene que tomar dos tequilas seguidos para olvidar la
triste realidad de nuestro injusto país.
-Hay
gente se te agarra una tristeza bárbara justo en vacaciones porque no
encuentran un shopping abierto un sábado a las tres de la tarde para comprarse
una pulsera re hippie, para salir de noche.
-Hay
gente que no para de llorar cuando le dicen por teléfono que el pollo a la
provenzal demora media hora en llegar.
-Hay
gente que se agarra flor de depre si ven a un patovica de Pogo pegándole a un
plancha, tal depresión que prometen no cantar “Ai se eu te pego” la primera vez
que la pasen.
-Hay
gente que tiene que estudiar en verano.
-Hay
gente que te dice “no tengo un peso, viste lo bravo que está hoy en día” y te
enterás por un vecino que se fueron de vacaciones a Porto Alegre dos semanas.
También te dicen “mi hija tiene problemitas” y vos quedás pensando “ah, pero
qué voz parecida a la tuya tiene tu hija”. Luego te afirman “mi hija es
esquizofrénica”, y quedás pensando “qué voz de hombre tiene la gurisa” cuando
la escuchás gritar durante hora y media “¡te dije que no hay Gabriela, no-hay!
¡Cuando te digo que no es no! ¡Es no! ¡Es no! ¡Es no, y punto! ¡Es no! ¡¿Qué
hacés vos si yo te dejo, qué haces?!
No,
estas cosas no pasan. Lo habré soñado en la reposera cuando me refrescaba las
patas en una palangana en el patio de casa, mirando pasar gente –que no pasaba
porque eran las tres de la tarde un miércoles de la primera quincena de enero-,
y esperando que se haga de tardecita para tomar mate en la plaza o mirar la FA
Cup.
Está bueno. A Luis le gustó.
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