CortaMe

El siguiente diálogo seguramente los identifique a alguno de ustedes. A todos nos pasó que nuestra empresa de telefonía celular nos realiza promociones, a algunos por llamadas, a otros por mensajes. Particularmente en mi caso, tengo la teoría de que están investigándome porque soy uno de los especímenes en extinción que utilizan lo mínimo y necesario de su celular; y por eso recibo todos los meses una llamada con la excusa de “usted fue seleccionado en una lista para una promoción de beneficios”.
Sin más preámbulos, el diálogo:
(Sonido del Mundo Vtv en mi televisión. Espero la sección deportiva, que si bien la conduce Julio Ríos uno siempre tiene la expectativa de que le den buenas noticias del equipo de sus amores)
¡Riiin, riiin, riiin! (no tengo un sonido de antaño en mi celular, pero no podía describirlo de otra manera)
Yo: Hola
La muchacha: Hola, mi nombre es X (no lo recuerdo, qué lástima, sino los prevenía) y lo llamo de X empresa de telefonía celular (no hago publicidad gratis, explícita), ¿con quién tengo el gusto de hablar?
(A esta voz que se escuchaba en el parlante de mi teléfono le precedía un sonido ambiente tipo “hora pico de tránsito bonaerense con destellos de tiroteo en madrugada de Irak”)
Yo: Daniel (mi voz un poco perturbada de tanto tiroteo y llantos desesperados, digo ruido)
La voz que apenas se escuchaba: Bueno, Daniel. Te llamaba porque fuiste seleccionado en una lista que acá tengo, para invitarte a una de las tantas promociones con las que contamos…
Yo: Ah (esto ya lo viví).
(Al mismo tiempo suena el teléfono de línea de casa, varias veces, pero no me dejó meter un bocado si quiera para meterle de excusa y que me llame en otro momento)
La nueva empleada que le tocó llamarme: Mirá, te cuento un poco como son las promociones…
Yo: (le corto lo que me decía) Sí, ya me han llamado varias veces, y la verdad es que no tengo interés por el momento.
La insistente trabajadora del teléfono: Claro, lo que pasa es que fuiste beneficiado en una lista de clientes para recibir estos beneficios. Dejame que te cuente (intento cortarle el diálogo para decirle que no me interesa, pero me es imposible), ¿vos tenés números favoritos?
Yo: Sí, tengo. Pero de verdad, no… (Me corta lo que estaba diciendo)
La irrespetuosa empleada: Ahí va, pero con esas promociones vos tenés la oportunidad de tener hasta cinco números favoritos a los que podés llamar gratis. Además ¿tú sabes cuánto cuesta el minuto para llamar? (Se contesta sola) Sale $ X el minuto (no es que esté ocultando información porque no quiero dar a conocer la marca que me llamó, simplemente no la escuchaba), tenés una promoción de llamadas al exterior por menor precio, tenés la oportunidad de escribirte con tus amigos de manera ilimitada. En fin, es una (acá viene una de los sloganes que le hicieron tragar de memoria) gran oportunidad de hacer rendir más tu dinero.
Yo: Claro, ta bien… Pero de verdad por ahora no… (y me corta la charla de vuelta)
La atrevida: Además es una gran oportunidad que te estamos ofreciendo de (acá viene el otro slogan) estar conectado todo el tiempo...
Yo: (Le corto milagrosamente la charla) Pero de verdad no me interesa, no tengo trabajo…
La hija de puta que otra vez no me deja terminar: Claro, entiendo que no tengas trabajo fijo…
Yo: (Ahhh sí te corté yo ahora) No, no tengo trabajo fijo: no, no tengo trabajo.
(Transcurrieron los minutos donde la empleada de Call Center hablaba y hablaba repitiendo promociones que ya sabía que no me interesaban, mientras yo sin escucharla esperaba que ella termine de hablar. Y de reojo miraba la televisión e intentaba leerle los labios a Vigneri; pero es tan rápido que no pude).
La incansable vendedora: Bla bla bla… (Ahhhh me vuelve a repetir este slogan) Fijate que tenés la posibilidad de estar conectado todo el tiempo.
Yo: (Re caliente y aburrido) Mirá, yo tengo computadora, y pago un servicio de internet, lo que tengo en el oído es un teléfono nada más, no soy Bill Gates.
La hija de puta: Ya sé que es un teléfono, pero igual podés (¿otra vez?) hacer rendir de mejor manera tu dinero…
Yo: (Levanto el tono de voz) Yo te entiendo, te pagan para vender y está bien que quieras persuadirme, pero de verdad, me han llamado muchas veces y no me interesa por el momento…

¿¡No pudiste conmigo eh!?

Y dale con lo mismo: Bueno, quizás lo podemos arreglar de otra manera, te puedo invitar a mi casa, tomamos algo, digo, ¿no?
Yo: (Absolutamente desconcertado) ¿Cómo?

La ahora insinuante empleada: En bondi. Mirá, por la puerta de casa pasa el 151, el 370, el 64, el 21…
Yo: Disculpá, tengo novia.
No se cansa la muy puta: Bueno, pero eso lo podés solucionar. Mirá, tenemos para ofrecerte otra promoción. Contratás un servicio de cinco números gratuitos, en uno de ellos agregás el de tu novia y hablas gratis con ella hasta poder dejarla, en otro número podés agregarme a mí…

(Los hechos y/o personajes de dicha conversación existieron. No me hago responsable de las consecuencias, dicha empresa tampoco lo hace, siempre te llaman de números diferentes y te hacen caer como un gil porque atendés con la ilusión de que te inviten a un fútbol 5)

8 comentarios:

  1. Muy bueno Bochita, genio!

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  2. La verdad sin palabras! muy buena esta la nota!

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  3. ajajajjajaj ta genial, pa que agregarle más

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  4. Ahh, no es por nada, pero esos "Anónimos" que te llaman bochita, pa mi que sos vos ajaja

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  5. Espero que les paguen bien a esas minas, se ganan el odio del pueblo uruguayo! Baba

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  6. No creo que les paguen tan bien, peor esta se lo tomo muy en serio a su trabajo.

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