Teorías conspirativas sobre la separación de Forlán

Como nuestro prócer merece que se le dedique un espacio en tan humilde blog. Por eso, en este blog realizaremos una lista de teorías conspirativas y maliciosas (sobre todo éstas últimas) sobre la separación del prócer de la patria (¿Artigas de Ancina?), no, Forlán de Nada, digo, Nara (acabo de contestar la pregunta que estaba dentro de un paréntesis, todo un récord y animalada al mismo tiempo; y encima ahora comento en otro paréntesis, bueno, basta de autoreferencias antes que la RAE me lleve a juicio en La Haya).
Sin más preámbulos y aclaraciones de aclaraciones pasemos a las teorías que hoy en día circulan:
-El supuesto amigo. Circula la versión de que un amigo sería el tercero en discordia en esta pareja. No sean mal pensados che, cómo van a decir que nuestro prócer es homosexual. Y todo bien con los homosexuales, pero nuestro héroe nacional es bien masculino, con su rubio natural bien llevado.
La versión que Fijate si puso la puerca obtuvo es que ese amigo clave en la pareja sería el Mota Gargano. Según pudimos indagar, el mediocampista del Napoli habría dicho al delantero celeste “vo rubio, yo no quiero manijiar pero la Zaira se te tiñó el pelo y se parece a Victoria Rodríguez. Digo, no da…”.
Lo que afirmaba el Mota Gargano, tiene el pelo como Victoria Rodríguez la hija de puta. Así no hay flaco que la aguante.
-Ella no soportó tal vergüenza. Otra versión sería que ella lo habría dejado inmediatamente al enterarse que Diego sería nombrado socio n° 40 mil de Peñarol.
-Ella no era lo que parecía. Aparentemente ese nombre que uno no sabe si es turco, árabe, vietnamita, israelí o simplemente disfunción cerebral en la familia ya desde sus comienzos; no sería tal.
Sería una identidad falsa contratada por la NASA con el objetivo de realizar trabajos de espionaje a nuestro delantero estrella. ¿El motivo? La NASA necesitaba saber por qué el mejor delantero de la Liga española durante varios años (pichichi), campeón de Europa siendo figura clave, entre otros méritos; era uruguayo. Aparentemente la extraña nacionalidad de un jugador estrella en el mundo estaba puesta en discusión por la NASA, despertando sospechas de una inminente invasión extraterrestre.
“Si bien se necesitaba una persona que hablara mucho, para poder extraerle información a Forlán; se nos fue la mano, habla demasiado”, confesaba un alto mando de la NASA. “Hablaba tanto que nunca dejó hablar al muchacho, le terminó lavando la cabeza”, agregaba el funcionario estadounidense, a quien no se le entendía demasiado por las carcajadas que se escuchaban de fondo, sumado a algunos gritos tales como “¡nos cagaron estos indios! Abortá eso de meterles hormonas para la caída del pelo en las cajitas felices”.
-La de siempre. Forlán habría dicho “no sos vos, soy yo”.
-La de siempre II. En un altercado doméstico ella ingresa al baño luego de que él saliera, y se encuentra con la terrible situación de que no secó el piso del baño. Según el INEP (Instituto Nacional de Estadísticas Pelotudas) es la principal causa de separación de parejas, después de la más común “él no tiró la cadena del inodoro”, enmarcados en la categoría “las diferencias en las metodologías de utilización del baño son tantas como personas en el mundo”.
-Por lo menos tres millones detrás de mí y yo con vos. Seamos sinceros, hay mujeres más lindas.
-No le pudo decir que no. La hipótesis comienza desde cómo se conocieron. Él, haciendo noche en un boliche de Belgrano en Argentina, la vio a ella, en el mismo boliche. Refrescos cola van, refrescos cola vienen, la invitó a su apartamento en dicho país. Con el único objetivo que todo jugador de fútbol tiene a la hora de bolichear, levantar algún chango (me remito a la selección holandesa), alguna botinera (con suerte modelo, que a su vez busca lo mismo, aunque en realidad su objetivo es arreglarse económicamente y poder meter un par de notas con Rial). Ella, con tanta facilidad de palabra (te mete cuatro o cinco cada 10 segundos), comenzó a proponer compromisos, avanzar en la relación que recién comenzaba. Y él, tan bueno como es, no pudo decirle que no.
Y así continuó la relación todo este tiempo, con diálogos de este tipo:
Ella: bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla…
Él: Claro.
Ella: bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla…
Él: Ajá.
Hasta que…
Ella: Casamiento, bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla casamiento, bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla casamiento, bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla…
Él: Seguro.
Ella: Casamiento bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla, casamiento bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla bla…
Él: Che, no sé si ando con ganas de casarme. Esto de la Copa América viste…
Ella: ¡¿Ehhhhhhhhh?! (se retira del lugar, toma su celular y comienza twittear).

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