Pintó hacerme una entrevista

Lo sé, estoy robando. No estaba duchándome, paseando el perro (que no tengo), papando moscas en la facultad, u orinando en la vía pública (gran momento reflexivo si los hay) y me cayó la idea; no.
La idea es robada, es cierto y ya lo dije, pero en sí estoy creando algo nuevo, porque nunca me entrevisté a mí mismo, y ninguna de las autoentrevistas que andan en la vuelta fueron a mí. De hecho no podrían haberme entrevistado a mí si se autoentrevistan, a menos que posean una doble personalidad en la cual una sea la mía y la otra una especie de Jorge Traverso que me siente en un sillón para preguntarme sobre mi vida y si estoy feliz.
La entrevista la tenemos pactada desde hace más de dos meses, pero sinceramente no había tenido tiempo de sentarme a preguntarme (ahora usted se preguntará por qué publiqué cosas a lo largo de estos dos meses y no me senté a autoentrevistarme, es simple: nunca me agarré con tiempo).
Noche fría en el hogar, tarde ya con los silencios de la casa que hacen retumbar pequeños sonidos, como el fuego de una vieja estufa a gas que no deja de latir. Esperemos que no explote. Viste campera de lana negra, abrigada, pantuflas de pana, pantalón deportivo (tengo la teoría que este pibe los tiene adheridos a la piel, nunca se lo ve de jean, es un fundamentalista del deportivo), por encima del pantalón son visibles las medias verdes a rayitas marrones, bien masculinas.
Antes que nada buenas noches Bochita, ¿comenzamos la entrevista, te parece?
Como no, estoy a tus órdenes como siempre.
¿Recordas aquella vez que tragaste arena en el jardín?
La verdad que sí Bochita, aunque realmente no quisiera recordarlo. Tampoco entiendo por qué lo recuerdo, porque nunca falta alguien que te diga “¿te acordas cuando vos eras chico y “x” cosa bla bla bla?”, no, nunca me acuerdo; sin embargo de aquel día que tragué arena no me lo olvido más. Todavía recuerdo la cara del delincuente, cada vez que lo veo en la calle me pongo a llorar como aquella vez. En realidad la cosa era así: yo llegaba todos los días al jardín y siempre uno me agarraba de gil; pero ese día se fueron al carajo, de pico contra el arenero terminé. Por eso cada vez que veo la arena lloro, o no sé si es por eso o porque me da vergüenza mostrar mi tórax en la playa, habiendo tanta escultura humana uno se siente un desgraciado ahí.
Qué tema el de la playa che… La última vez que fui a una tenía seis o siete años y me acuerdo clarito que me achicharré como un huevo frito, una yaga viviente era; un disparate. Otro gran tema el de los protectores solares, ahora te vienen de todo tipo, color tamaño, factor esto, factor lo otro; “dame uno que sirva pa’ mí” siempre le digo al de la farmacia que siempre me mira asustado por el blanco servilleta que luzco.
¿Me fui al carajo no? Vos cortame…
No no, siempre es un placer escucharte.
Bueno, tampoco tan así.
Sí, es cierto, no es tan así. Tampoco tenés una voz celestial ni algo que se le parezca. Seguimos con la entrevista, ¿qué te ha dejado tantos años como estudiante?
Te aclaro que todavía lo soy. Y bueno, minas seguro que no, plata menos, amigos algunos, y drogas tampoco. Digamos que el ambiente del estudio no da para mucho más que para ir a clase, escuchar y obedecer como milico. Bueno, tampoco quiero entrar en temas de la dictadura ni huesos ni nada que se le parezca, no quiero marcar postura sobre un tema tan delicado.
Creo que lo que me ha dejado tantos años de estudio es una certeza enorme sobre una cosa: termino la carrera y nunca más en mi vida sigo estudiando. Bueno, también podría agregarte algo: jamás sería docente. Digo, la vida del docente no me va, y ojo que está todo bien con los docentes que mal o bien hacen su trabajo, te harán esperar un mes, mes y medio o dos meses por una nota pero no creo que lo hagan de mala fe. Yo por ejemplo soy apurado pa’ docente, estoy seguro que en la primera clase les pongo un escrito porque me encanta eso de corregir y poner notas, ver la cara de frustración que ponen y además pa’ medirse uno con las minas a ver si uno tiene levante con las pendejas. En realidad es un misterio que jamás develaré porque eso de la docencia, como te decía, no me va, básicamente porque quiero ganar plata.
Tu relación con el fútbol.
Ta, pero ¿la pregunta?
Bueno, si vos sabes lo que te voy a preguntar ¿para qué cuestionás?
Es cierto, tenés razón como siempre. Me imagino que vas por el lado de qué es el fúlbo para mí. Yo creo que es todo, yo creo que actualmente son esas ganas que reventaron luego de que en mi infancia y adolescencia (donde no tuve cable) se creara un monstruo futbolero con un deseo sin satisfacer. Entonces apenas tuve cable es como que reventé, todo el día fóbal, que fútbol inglés, que fútbol uruguayo, argentino, francés, marroquí, sub 17, sub 20, mayores, Juegos Olímpicos, Mundiales, Libertadores, Sudamericana, Champions, Europa League y alguna otra que seguramente me estoy olvidando, pero le mando un saludo grande.
¿Es cierto que solo una vez  ganaste en un boliche?
Sí, francamente te soy sincero, para qué mentirte a vos ¿no? Soy un perdedor nato, es la verdad. En los boliches perdí siempre, ¡si habré rebotado! Capaz que el peor error que tenía era sacar a bailar a alguna, cuando yo no sé bailar ni el vals. Pero si estamos para contar las ganadas contémoslas ¿no? La primera vez fue hace unos años en la Ciudad Vieja, la verdad es que es una anécdota siempre linda de contar para todo el mundo. Estábamos con un amigo mano a mano tomando algo y vemos dos chiquilinas, una de ellas muy provocativa al bailar; “mirá esta puta bailando”, dije. Rato después, no sin antes haberme cruzado con una flaca de lentes (no recuerdo el nombre, solo sé que tenía 17 años en un boliche para mayores de 18, qué raro ¿no?) y me hizo un pequeño cuestionario sobre mis gustos y mi personalidad, así como estás haciendo vos ahora pero con un leve nivel de cachondeo, creo que la noche la debe haber puesto así y seguramente alguna amiga le dijo “agarrá lo primero que encuentres”. Entonces después de eso estábamos con ese amigo y pasan delante nuestro las muchachas a las que poco tiempo atrás llamamos “changos”. Mi amigo, tan bueno él, tomó literalmente a la más fea (no la que bailaba como puta, la otra) y dijo “te presento al amor de mi vida”, dejando libre el camino para que yo intercambiara opiniones con la bailarina sensualoide. Entonces ahí estábamos en un momento crucial, cara a cara, mirándonos a los ojos, diciéndonos cosas con la mirada; yo la miraba como diciendo “si bailás así acá, me imagino lo que debes bailar en otro lugar más cómodo”. Se ve que no me entendía, porque me quedaba mirando, no entendí bien qué quería decirme con la mirada pero supuse algo así como “decime algo flaco porque agarro a mi amiga, que una vez en su vida ligó algo, y nos vamos”. Cuando ya prácticamente me insultaba con la mirada, media hora o 45 minutos después, un amigo de mi amigo (de esos que nunca conoces, que ni el nombre sabes, y que hoy años después ni la cara recuerdo, de hecho al otro día tampoco recordaba su cara), decidió presentarnos –no sin antes preguntarnos a cada uno e insultarme a mí por ser tan gil- y entonces así dar comienzo al diálogo. Poco diálogo pasó, pocos pases de baile que ensayamos, bastaron para que poquísimo tiempo después nos encontráramos en un chuponeo por todo el boliche. Lo gracioso de todo esto es que mi amigo perdió feo con la amiga de la que yo gané, ya que ésta se fue con un pibe que hasta ahora recuerdo la esencia de su cara tan extraña. Tiempo después perdí yo con esa porquería del Pacífico.
Me emocionaste Bochita, contame alguna perdida.
¿Tenés tiempo?
Resumí, si podés.
Ta difícil, voy a ver qué sale. Perdidas tengo miles, como te decía. Recuerdo alguna perdida en la que me fui con la cabeza en alto, como aquella vez que estaba con dos amigos y nos encontrábamos en frente a tres minas, entonces accedimos a invitarlas a bailar. Claro, yo lo hice por descarte y con una que me tocó justamente por descarte. Entonces le metí pocas ganas, recuerdo que tenía tan pocas ganas que fue un logro histórico, no llegué a cruzar palabras con la muchacha. En su momento hasta me pareció divertido, pero no quiero imaginarme la mala impresión que le dejé; por suerte me pasa como con la mayoría de la gente que te he relatado, no recuerdo ni la cara.
Después no solo con mujeres perdí en los boliches (qué momento para el lector, usted estará pensando que el autor está a punto de confesarse homosexual y mañana esto será tapa de todos los diarios), porque también me pasó, y me pasa, que ni siquiera puedo entrar a uno. Como te habrás dado cuenta no me pongo un jean ni de casualidad, y viste como es, sino te ponés jean no entrás a ningún lado; así es la gente ahora. No quiero volver a tocar el tema de la dictadura, pero yo creo que estamos en la dictadura del jean, en la dictadura de la “buena presencia”, en la dictadura de las ideas que un jean promulga. Se me dirá que los jean no promulgan nada, yo te digo que para mí sí, para mí una persona que usa jeans piensa diferente a la que anda de deportivo. No vas a comparar al que anda con los huevos apretados con el que está libre y cómodo; para mí los grandes pensadores de la humanidad usaban pantalón deportivo. ¿Vos te pensás que un Newton cuando te inventó la teoría de la gravedad estaba de jean? Imposible viejo, de jean no te podés sentar debajo de un árbol, aparte, si te sentás y después te pican las hormigas te la regalo el laburo que tenés pa’ sacártelas de encima.
O pensá en los grandes pintores de la humanidad, los Picasso, los Miguelángel; ¿se van a poner un jean con lo caro que son para andar pintando? No muchacho, se ponen un deportivo viejo por si se manchaban. O fijate un Van Gogh, no tenía ni dónde caerse muerto ¿y se iba a comprar un jean? Vos calculale.
Hasta aquí la entrevista que me realicé a mí mismo. Nada más narciso, nada más al pedo, nada menos creativo, nada más original. Les prometemos que seguiremos trayéndoles más secciones de esta entrevista que dio que hablar, a los vecinos del barrio que no entendían lo que veían por la ventana: un individuo preguntándose y hablándose a sí mismo a las dos de la mañana.
Imagen del entrevistado y entrevistador, preservadas para mantener la seguridad e integridad del mismo. No porque se haya dicho nada polémico, sino para evitar todo tipo de golpizas callejeras al grito de “tomá idiota, entrevistate ahora”, o simplemente una orden médica que exija una internación de inmediato en algún centro de salud mental, más conocido en la jerga como “loquero”.

9 comentarios:

  1. Muy buena la nota la verdad, me gusto bastante. Voy a ser concreta y sin pedir permiso Señor Bochita, les dejo mi blog sobre las últimas tendencias sobre la moda 2011/2012. http://tendenciasmodasol.blogspot.com/

    Gracias.

    ResponderEliminar
  2. jaaaaaaaaajajjajajajaa. Un chapón bien grande viejo. No sé quién estuvo mejor si el entrevistador o el entrevistado pero la gastaron eh. Abrazo pa los dos.

    ResponderEliminar
  3. ¡Ah! Esa risa es mi néctar... Se vendrá una segunda parte, a estar atentos.
    Sol: muy lindo tu bló, en particular los pañuelos floreados y tus atuendos del día, ahora sé qué ponerme, ay.

    ResponderEliminar
  4. Ta bárbaro che. Pero cuando te vengan a buscar de la "Rolineston" para una interviú posta, no te olvides de los que te dábamos corte cuando eras Bochita, el Humilde

    PD. a mi también me tiraron arena en el jardín, lpm, me hiciste acordar...

    ResponderEliminar
  5. Imposible olvidarme de los únicos 3 lectores que siempre se preocupan de comentarme, de halagarme, de reírse, o de insultarme.
    Tampoco voy a desmerecer a los demás lectores que capaz que se expresan calificándome o simplemente riéndose solos en la casa (eso no lo puedo comprobar, temo que no pase).
    Es gracias a ustedes, todo es suyo, este éxito es suyo. Bueno, se me fue la mano con la emoción.
    Traeme al Ruso pará...

    ResponderEliminar
  6. Muy buen blog! Me encantó la autoentrevista, es muy original la idea, y con la tuya en particular me cagué de la risa.

    Y muchas de las cosas que decís en joda, igual te digo, son como para llorar. A mi me rompe soberanamente las pelotas que la sociedad imponga determinados parámetros, como lo del jean por ejemplo. O lo de ser profesor, me dolió, es algo que a mi me gustaría.. pero no se gana dos mangos.

    Dadada. No voy a dar mas vueltas. Muy bueno che.

    Saluditos saluditos.

    ResponderEliminar
  7. Muchas gracias por pasar por el blog. Benvenida "Che Mafalda", te esperamos de vuelta.

    Aclaración: la idea es original, pero no se me ocurrió a mí; obviamente que a nadie más se le ocurrió que yo me entreviste a mí mismo, eso se le ocurrió a mí mismo. Bueno, no sé que dije. Gracias por los halagos (ah bueno, esto no iba en la aclaración, bueno, ya fue).

    ResponderEliminar
  8. Achicharrado como un huevo frito. Impagable.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hace tanto que hice esta columna que ni me acuerdo...

      Eliminar