Varranca avajo

Científicos canadienses habrían descubierto un nuevo mal entre los jóvenes, se trata de un "ferviente retroceso de unos 10 o 15 añitos", según confesó el científico Henry Pámelachu.
Luego de realizada una investigación radicada en el Río de la Plata se llegó a la conclusión que prueba un claro retroceso a la hora de escribir en los jóvenes entre 12 y 35 años (estos 35 años son tomados solamente para Uruguay, en donde sí se considera joven una persona entre los 28 y 39 años).
Investigación vía facebook, análisis de graffitis (las bananadas que se pintan en la calle, no la bananada de los premios que arrancaron con el rock y quién sabe hasta dónde van a llegar, hay quienes se animan a predecir que próximamente se premiará también a las músicas de teclados de juguete); sirvieron para extraer las conclusiones que a continuación se presentarán.
1- Escriturus de chimpanceses un porotus; clasificación utilizada para describir la escritura del joven promedio en el Río de la Plata. "Los jóvenes hoy en día tienen una forma de escritura muy peculiar, diferente a la de otras épocas, directamente se cagan en la Real Academia Española", era la opinión del científico canadiense, se lo notaba muy familiarizado ya con el español.
2- La era del maricón, digo emoticón; "hoy todo se dice con caritas, con símbolos extraños. Y no solamente queda en la comunicación por messenger; sino estos mismos símbolos se transcriben al facebook y cobran vida propia y sentido propio. Un :) hoy en día es más popular que tomar vino del pico entre la comunidad plancha contemporánea"; nuevamente las palabras del científico canadiense. Quien además se explayó hablando de la comunidad plancha contemporánea, refiriéndose indignado a la inexistencia de las verdaderas comunidades planchas: "antes un plancha no se sacaba fotos mirándose al espejo, para subirla al facebook y etiquetar a sus "amiguitos" de nombres raros, o hermanos de familias del Opus; antes te robaban la cámara, la vendían y se compraban pasta".
3- Fenómeno de retroceso a la etapa escolar donde la lista de clase era para decir "presente" algunos, y un suplicio de por vida para otros; "el que nunca vio que cargaran a un compañerito en clase por el apellido, por más rebuscado que fuera el descanse, no quiere a la madre", afirmaba indignado el científico quien derramó más de una lágrima al recordar cómo se lo gastaba en la escuela, por su apellido. "Penadoy, naciomal, putarol, peterol, naciogay, diluvio, desertor, Vancien (Banfield, sí, creeme que se ha dicho esto), RiBer... y miles de nombres cambiados estúpidamente. Y lo hace gente grande, no te creas que lo hace la guachada. Es la típica reacción del niño de escuela que escucha que el compañerito se apellida Vergara, y no para un segundo de su estadía en clase sin cargarlo"; más declaraciones del científico Pámelachu, que entre lágrimas sigue recordando dolorosas anécdotas de su infancia.
Graffiti encontrado en la ciudad de Montevideo; las infinitas tachadas llamadas "borroneo de gurí chico", y el concepto más complejo utilizado por la juventud, hasta ahí llega el razonamiento promedio: la gallina.


El mencionado científico habría llegado a afirmar que el próximo paso de nuestra sociedad puede llegar a ser simples balbuceos, diálgoos que alcanzarían un máximo de fluidez en un "mamá" o "papá", o algo socialmente mal visto como un "ajó", por lo complejo del concepto expresado. 

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