Carnaval para no carnavaleros, por un no carnavalero


No les voy a mentir, tengo la misma sensación que cuando estás en la parada y pasan todos los ómnibus de corrido y vos recién estás mirando los cartelitos y buscando el que te sirve. Lo mismo con el carnaval, gran costumbre uruguaya si las hay, que aún no me llegó a seducir.
Porque me preocupo por ustedes, mis queridos y carnavaleros lectores, decidí sentarme frente a la televisión anoche, en “la noche de los fallos”.
Les juro que miré los fallos hasta que terminó el de parodistas (más no me pidan, arrancó ese pedacito de la actuación de los ganadores y no soporté más). Sí, no tengo cómo comprobarlo, pero sentado en mi cama miraba la televisión y sacaba apuntes con mi celular sobre todo lo que veía. Si me habré esforzado por ustedes que la tecla del 7 estaba empecinada en hacerme la vida imposible pero yo no me rendía.
Ahora, día después, me siento en frente a la computadora para transcribir todos los apuntes y… Borré uno de esos “borradores” sin querer. No se imaginan la decepción.
Pero bueno, voy a hacer el esfuerzo, apuntalando mi memoria con una calibre 22.
No quedan dudas, el carnaval es la máxima expresión de la uruguayez. Nos engloba a todos como uruguayos, todo lo que es nuestro país es el carnaval. Empezando por las vestimentas a la moda de esos carnavaleros una vez bajados del escenario, son gente común, gente vestida a la moda… De principios de los 90’.
Claro, uno se enfrenta al televisor y ve esa cantidad de gente común pero sabe que para otra persona –carnavalera- representan glorias, sus ídolos, las personas que los hacen emocionar. Uno entiende todo esto, pero los ve mandar saludos al tío, a la tía, al primo, a la prima, al abuelo, al que no está (nunca falla), a la sobrina y a la hija de la amante del almacenero que ahora sale con la verdulera que antes estuvo casada con el que se sienta en la vereda a las siete… Y nos damos cuenta que en realidad son gente común.
Algo más uruguayo aún que el hecho de mandar saludos es la aglomeración de gente. Gente, gente por todos lados, muchísima gente.  Como en los ómnibus todos apretados pero besuqueándose y felicitándose en lugar de corriéndose de a poco hacia el fondo. Y otra cosa, ¿tanta gente integra una murga, parodistas o humoristas? Cada vez que los enfocaban en su lugar de concentración parecían un poco muchos, no sé, no me los imagino arriba del escenario a todos juntos. Parecían su mismo público, más que ellos mismos.
Los cantitos de hinchada dedicando la victoria quién sabe a quién. Porque como buenas hinchadas uruguayas no se entiende lo que cantan.
La madrugada, la trasnochada, algo bien uruguayo. Nada le gusta más al yorugua que madrugar y mamarse festejando que casi empatamos un partido si no fuera porque (y ya sirve de reserva moral) la pelota picó mal. Algo bien televisivo también, qué raro viniendo de VTV, canal que ha dado muestras de su inteligencia televisando más de una vez a Cerrito en el Estadio Centenario repleto (de butacas vaciás).
Si hay algo que es uruguayo es vincular todo con el fútbol. No digan que no, hay gente que se empecina en compararlo con la política. Nuestros campeonatos uruguayos supieron tener un Torneo Clasificatorio, un Uruguayo Especial, reglamentos comprensibles básicamente para personas superdotadas intelectualmente… Nada lejos de nuestro carnaval, donde te sacan puntos por no inscribir a tiempo un tecladista, por presentar mal calculado el centímetro cuadrado del papel glasé de los trajes o un chiste en “orsai”. Igualito a cuando el rival te pide los puntos porque el kinesiólogo se sentó en el banco de suplentes –y fue fundamental para la victoria- cuando no estaba inscripto.
Capítulo aparte para ese Excel de los puntajes, ¡me emocionó! Ah, no, es conjuntivitis. Mañana saco hora para el oculista, me rompieron los ojos con esos colores tan carnavaleros, pero poco televisivos.
También hay que decir las cosas no uruguayas que vi: la bandera preparada festejando el “1er premio en X categoría”. En la Copa América salió bien eso de la remerita con el 15. Esperemos que no se vuelva a repetir es lo que deseamos todos los que de verdad amamos al carnaval y a este país del asiento del ómnibus como máxima aspiración a la que puede llegar una persona en su vida.
Volviendo al horario: no me extrañaría que tengamos vendido los derechos televisivos a Japón o Australia. Capaz que el año que viene se los vendemos a Espn y vamos en horario central.
Una última observación: la inteligencia de nuestro pueblo –al igual que los que le escriben al facebook de Evra esperando respuesta- escriben cosas como esta: “hola coco para mi tuvo q ganar la margarita un saludo para todo”. Al propósito, eso de los mensajes de texto debajo de la pantalla me suena a condiciones impuestas por Tele Chat a la hora de ceder su horario, “¿cómo hace la gente para conocerse si no? Imaginate, tienen que salir a bailar o caminar por la rambla”.
Hace un rato me enteré que ganó La Trasnochada, no sé, no entiendo nada, pero para mí la imitación a Fabián O’Neill es de lo mejor que he visto en mi vida después de imaginarme al Chengue entrando a patotear senegaleses en su propio vestuario. 

4 comentarios:

  1. Es muy uruguayo criticar todo...por eso tiene éxito el carnaval (me refiero a las murgas), son 30 o 40 tipos o los que sean, criticando todo lo que pasó el último año. Y un montón que los aplauden. Ta, se ve que tengo algo de uruguayo, después de todo toy criticando las murgas.
    Con las demás categorías ni me meto, eso si que es una porquería.

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  2. Yo todavía no entiendo la diferencia entre Humoristas y Murga, si se supone que la Murga también hace humor...
    Bueno, ¿seré una Murga o un Humorista? Buena pregunta.

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  3. Flaco, sos crá!
    No sé si te lo tomarás como un elogio o insulto, pero serías un gran letrista de murgas.
    Te lo dice alguien que ama el Carnaval con mayúscula.

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  4. Me sonrojas, Christian, me sonrojas...

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