Reiterados
son los hechos de violencia que azotan a Villa de la Floreada. Días atrás una
anciana perdió sus lentes en la calle y ningún ciudadano fue capaz de
sumergirse en un alcantarillado para recogerlos. O también recordemos la
golpiza brutal que sufrió un ciudadano por no saludar a sus vecinos cuando iba
camino al almacén.
En
la pasada tarde, la policlínica local, COMEN, se vio alterada en su
funcionamiento normal y cotidiano, por la presencia de un individuo “impacientemente
violento”, según lo calificó una señora allí presente, que por razones de
seguridad no dio a conocer su nombre.
Eran
las 18 hs cuando el individuo GDCP esperaba de pie, afuera de la enfermería,
para ser atendido por el doctor.
Pasadas
las 19:30 GDCP comenzó a verse inquieto, molesto, algo perturbado. “Yo lo vi al
botija sí, estaba merodeando la enfermería. Hay que entenderlo, seguramente se
había enterado que quieren retirar de la camiseta de El Tanque la imagen de San
Cono; a cualquiera de nosotros en el pueblo nos molestó”, concluyó nuevamente
la señora anónima, con claras señas de querer hablar sobre otro tema que la
inquietaba.
“Ah
si si, lo vimos con mi señora. Bastante antipático el nene, no nos saludó
cuando llegó, ni un ‘buenas tardes’. Pero vio cómo son ahora los botijas, te
entran a la policlínica y lo único que quieren es que los atiendan primero a
ellos. Seguramente lo de él era una bobada y en dos minutos estaba afuera, pero
que espere, que se acostumbre lo que es la vida, si le toca tiene que esperar
horita y media a mí ahí adentro mientras me recomponen”, comentó a Fijate si puso la puerca “Carlitos”,
quiso que lo llamáramos de esa forma porque “así me conocen todos”.
El
reloj corría y no notaba ningún movimiento, nadie entraba y nadie salía de la
enfermería. “Lo vi muy inquieto sí, demasiado para mi gusto. Manoteaba los
carteles como queriendo arrancarlos o ponerlos en su lugar. Golpeaba las
paredes como despacito, medio cagón ahí también, porque si vas a golpear una
pared dale con tantas ganas que la vieja que espera al cirujano se haga en los
pañales geriátricos”, indicó una enfermera.
“También
hay que quebrar una lanza por el pibe. Tuvo que fumarse que un doctor abriera
la puerta de la enfermería y comentara ‘los agarré justo’ cuando encontró al
doctor y la enfermera adentro”, comentó un enfermero, que prefirió ser conocido
como “el flaco cara de culo”.
“Sí,
me acuerdo haberlo visto, incluso crucé palabras, me dijo que la cosa estaba
demorada. Pero la verdad que un maleducado, me senté al lado de él y no me
avisó que una vieja se había meado antes en la silla. Andá vos después a
disimular en la calle eso de andar con el culo mojado”, indicó un señor que
tampoco quiso dar su nombre pero pidió que lo llamemos “el bigote”.
Hasta
aquí las declaraciones previas a la “explosión” de GDCP. Como verán el
individuo sufrió una larga espera, larguísima para ser más precisos. Pasadas
las 23 hs, señalaron todos los testigos, se dio el momento de mayor violencia.
Un testigo presencial nos dio su testimonio al respecto:
“La
verdad que desde que se sentó al lado mío lo noté violento, porque ni una
palabra me dijo. Y eso que yo le sacaba tema, le hablaba de mi pierna quebrada,
que me tenían que curar, que no podía andar demasiado y tenía que hacer reposo,
que era la primera vez que usaba bastón (…) de lo difícil que es la vida y esas
cosas. El botija lo único que hacía era asentir con la cabeza, muy maleducado,
se sonreía por compromiso o no sé si no se burlaba de mí.
Pero
llegó el rato en que explotó el botija. Serían las 23 hs, no sé, y llamaron a
mi señora que estaba esperando hacía doce horas y que probablemente la tuvieran
adentro unas dos o tres horitas; eso se lo comenté, no me puede negar porque se
lo comenté, que no me escuchara porque estaba nervioso esperando no quiere
decir que no se lo comenté. Yo se lo comenté y el maleducado me sonreía nada
más.
Pero
así fue, qué te digo que el botija se para y como quién no quiere la cosa
arranca el extintor de la pared. Ya venía medio coloradito de cara, no sé si se
habría bajado un tinto antes de ir o estaba hirviendo de calentura por esperar
tantas horas. En una agarra y se para, todos lo quedamos mirando, la verdad que
nada salía de lo común, todo era charla de ‘a mí me duele esto, a vos te duele
aquello y juntos nos duele lo otro’. Entonces el botija se paró y había algo
nuevo pa’ ver, ¿vio cómo es, no? En el interior no pasa nada, y si un botija se
para en una policlínica, cuando no lo llamaron, ya es centro de atención.
Agarró el extintor y empezó a insultar, que ‘la mierda con esto, no puede ser
que te tengan una vida esperando acá’. Luego se detuvo un instante, a mí me
dijeron que estaba leyendo las instrucciones de cómo se maneja el extintor,
pero yo, que mucho no veo, para mí estaba mirándonos a todos para medirnos y
dárnosla. Bue, qué te digo que el botija da el extintor contra la puerta de la
enfermería y entra insultando al médico, amenazando que lo atiendan mientras
pegaba el tanque del bomberito contra el marco de la puerta. ‘Vos, puto, atendeme
de una vez, si cada vez que entro me sacás en dos minutos y me decís que venga
en una semana. ¿Me estás tomando el pelo? Largá ese viejo que no le queda nada
de vida y atendeme a mí que soy el futuro del país. Otro pibe que esperaba acá
afuera ya se las tomó porque no aguantó más la espera. Estos viejos están acá
esperándote porque no tienen que hacer una mierda, yo no tengo ganas que se me
vaya la vida acá adentro, hijo de puta’.
Bastante
exaltado se había puesto el gurí. Yo no entiendo por qué, si estábamos tan bien
esperando afuera con los señores que habían. Él porque no quería conversar
nomás…”.
Aterrador.
No se nos ocurre otra palabra para calificar el siniestro. Sí, ya todos sabemos
que siniestro se utiliza para accidentes de tránsito, pero se ha puesto de
moda. Fuentes policiales calificaron de “inédito” el hecho y ya se hicieron
cargo del asunto. El jefe de policía a cargo del suceso informó que fue “frenado
entre cuatro” el individuo GDCP, luego de retirarle el arma del delito, el
extintor, con el que agredió físicamente a la enfermera, derribó una camilla al
grito de “esta camilla de mierda mirá dónde la metiste para que me tropiece”, y
bañar en polvo a una anciana que luego de eso tuvo que ser trasladada de
urgencia, dos horas y media después, al sanatorio principal, por graves
obstrucciones a las vías respiratorias a causa del polvo blanco del extintor.
El
individuo está en manos de la Justicia, de la que se espera una pronta
resolución y por ende la pena correspondiente. Hasta el momento solamente se
recurrió a decirle “vení el jueves a las 12 que te atendemos”.
jajajaj veo que estuvo larga esa espera...como pa imaginarse alguna que otra cosita.
ResponderEliminarSalí de ahí la columna estaba en la cabeza ya.
ResponderEliminar*y la columna
ResponderEliminarSabés que no es fácil... yo trabajé año y pico en una mensajería.
ResponderEliminarMandábamos al interior por el correo nacional donde no teníamos "logística". Las cartas las pagaban certificadas; o sea, le pagamos un servicio para que el kía nos traiga la firma y cédula de quien recibe la carta.
Mínimo, reclamé 5 veces porque las cartas que iban a Cerro de Corrales, o a Minas Peladas, volvían sin firma:
COrreo del interior: "El taxista se la dejó al médico de la políclinica"
Yo- "Pero, ¿y no firmaron?"
Cdi- "No, acá en el interior no se firma, nos conocemos todos, ¿cómo voy a pedirle a don Pocholo que me firme, que es el taxista de toda la vida que llevaba al sanatorio a la tía de la cuñada de mi abuela cuando le dolían los juanetes de la humedá?"
Yo- "¿Sabés que nosotros pagamos la carta certificada, y eso es diferente que la entrega común?"
Cdi- (sin respuesta)
Igual, el interior tiene sus cosas lindas: menos smog, y menos snobs =)
Sldos!
Estoy esperando las cosas lindas...
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