La
gente debe pensar que soy uno de esos ensañados con los que escriben mal, de
los que se calienta cuando ven la mínima falta de ortografía, de los que
publican frases irónicas para burlarse de los que escriben pésimo ya que estos
no te van a entender ni metiéndose una manija y que alguien les de cuerda; no
se equivocan, soy uno de esos.
Y
muy atento también, por eso saco fotos de este estilo, ya no es la primera.
Igual, en este caso quiero darle crédito a quien iba conmigo, él se dio cuenta
antes y como tenía la cámara a mano registré el momento; seguramente yo iba indignado
mirando a alguna señora mayor que paseaba su símil-perro-de-peluche-viviente o
por basura tirada en lugares que no se debe. “Qué botija con conciencia social”
pensará usted en este momento, ni cerca, soy un gruñón que cuando va por la
calle se calienta con todo lo que ve, y si no encuentro algo con qué
calentarme, me caliento por no tener con qué calentarme, o sospecho que en ese
lugar se está lavando dinero porque las cosas están demasiado prolijas. Sí, soy
de la teoría conspirativa fácil, y también lo que pensás: no levanto minas ni a
palo.
Yendo
directamente a la imagen, en primer lugar no voy a citar el error, digo, horror
ortográfico, y en segundo voy a divagar sobre un par de cosas. No interesa la
agrupación que esté realizando esta protesta (por cierto, tiene una sigla de
estilo fijatesipusolapuecado), acá lo que importa es la acción. Llegamos al
punto argentinizado de “te encuentro una causa y te armo piquete-protesta en
cinco minutos”. Y por eso mismo, en cinco minutos no podés armar una protesta
seria, o por lo menos tenés que delegar mejor las responsabilidades, al que te
dice que no puede jugar un fútbol 5 porque tiene que mirar a Tinelli no lo
mandes a pintar la pancarta. Como tampoco creo que en un piquete auténtico
argentino vas a encontrar a un manco tocando el bombo. Acá en Uruguay el bombo
es relativo, lo que sí no puede faltar es un mediotanque con unos choris o un
puesto de tortas fritas.
A
esta pancarta te la relaciono con un grafiti que vi hace poco en un barrio de
Montevideo, decía: “kiero soberania personal”. Profundo, ¿no? En primer lugar
flaco, pedí un maestro particular (qué horror, una de las personas que mejor
nos representa es un maestro y todo el tiempo estamos comprobando que a la
gente le preocupa más mostrarse sensible con el tema de actualidad, que agarrar
un diccionario para saber la diferencia entre “hay”, “ahí”, y “ay” [y eso que
hay gente que te arma cadenas y/o fotos demostrativas con manzanitas que te
ejemplifican bien, pero no hay caso]).*
Vaya
concepto, en segundo lugar. El muchacho preso no estaba (debería). Tan, lo que
se dice muy coartado en su libertad, no estaba, sino ese grafiti no estaría ahí
o esa persona que le estaba quitando su soberanía ni bien terminó el grafiti lo
mató, y yo me hubiera dado cuenta por el dibujito del contorno de su cuerpo en
la vereda. No me vengan con que armo teorías rebuscadas cuando te sacan una
marcha cada cinco minutos, y vos que estabas en la calle desde las cuatro y
media de la tarde y llegas a las diez de la noche a tu casa tenés que bajarte a
10 cuadras porque los señoritos querían hacer una marcha porque justo salieron
a pasear a la rambla después de cobrar el aguinaldo y les robaron los 18 mil
pesos que llevaban en el bolsillo de atrás del pantalón.
*Volvió
la locura de los paréntesis ¿eh? Ah sí, sigo siendo ese mismo que escribe
difícil para la gilada y después se queja que nadie lo lee.
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