A
veces me da por pensar que Inglaterra, con eso de la famosa “crisis europea”,
nos está envidiando los momentos de bonanza económica. Gran decisión la de nuestro
gobierno en cerrar la ventana, no vaya a ser cosa que haga corriente y se nos
caigan hasta los muebles como en el 2002. Aclaro que no soy economista, no
precisaba, se nota.
Y
el pobre Luisito está de punto, porque seamos sinceros, más uruguayos en
Inglaterra no hay. A Poyet no podés tocarlo porque tanto tiempo en suelo inglés
debe conocer secretos que no les conviene que sean revelados. Y al Seba Coates
como que no le afectaría a nadie, ¿de qué lo pueden denunciar? De parecerse
demasiado a los estereotipos ingleses que siempre nos muestra Family Guy,
altos, rubios y con la dentadura deforme; serían argumentos poco confiables e
inconsistentes.
Arranqué
metiéndote un poco de actualidad, como siempre lo hago. Pero la verdad es que
hoy me decidí sentarme a escribir lo que se me pase por la cabeza. Ustedes
estarán pensando que cuándo no hice eso, o especularán con que todas mis
anteriores columnas son plagios. De ninguna manera, no se los voy a permitir.
Esta
columna no tiene un tema definido, o sí, y en este segundo caso el tema vendría
a ser mi poca inspiración, o mucha, según lo que termine por salir al final del
texto, que todavía no conozco.
Esto
del fin de año y macacadas tales me hicieron pensar mucho, ya que la música de
los vecinos no me permitió dormir por un buen rato, y las maderas de la parrilla
de la cama que está encima mío no me resultaban de gran inspiración, cerré los
ojos y pensé. Que por qué no salí a embriagarme en el alcohol y los caños de
escape pulidos para el deguste de los transeúntes, dirán ustedes; no, mi
prometida –lamento decirlo chicas que me admiran, lo sé y también sé que les
estoy cortando en este mismo momento todas las ilusiones que se habían creado
en sus cabecitas de enamoradas pensando una vida entera conmigo, o por lo menos
poseerme por un rato con tal de que les cuente unos chistes- pasó fin de año en
otra ciudad, y por lo tanto –ya que soy una persona sin amigos, o con amigos
también en otras ciudades- no podía salir a mamarme al grito de “año nuevo,
vida nueva y lo que pasó pasó, entre tú-i ió”. Ahora les pregunto una cosa a
todas las admiradoras que tenía hasta el anterior mega-enunciado, ¿se pensaron
que yo escribo chistes porque estoy soltero? No queridas, si estuviera soltero y
despechado escribiría poemas.
Viene
lindo esto, sigamos. Bueno, en realidad en el párrafo XL anterior empecé
diciendo que esto del comienzo de año me había hecho pensar. Y en realidad no,
mientras mucha gente coqueteaba ocultando sus horribles defectos como persona
detrás de las luces psicodélicas y sus movimientos encandilantes, un humilde
servidor se recostó a leer (lo sé, las volví a enamorar, ustedes mis queridas
integrantes del club de fans).
No,
no les voy a traer uno de esos textos, eso viene dentro de poco, cuando mi
inspiración se tome unas vacaciones (en la playa no, no sean burgueses del
doble sentido). Ni tampoco les voy a decir el libro que leía, ni quién lo
escribía, no insistan.
De
paso les cuento que sigo empecinado en indignarme con las faltas de ortografía
del prójimo, es inevitable. Es como ver caer a alguien en la calle y reírse, es
como hacer un gol y posteriormente gritarlo (excepto Balotelli, ese muchacho
vino sin ese chip), es como servirse un helado y raspar el recipiente hasta que
las cavidades de la cuchara sean física y químicamente capaces de recoger algo
de ese derretido sambayón que queda.
No
se vayan a buscar helado, esperen que ya termino. En fin, no me cambió
demasiado el 2012, o sí, detesto cada vez más las profecías mayas (¿Torraca y
Vázquez Melo son mayas?). Ahí tienen, punto.
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Me
imagino que habrá estado así afuera. Si les digo les miento, a las 12 pegué un par
de saluditos a los seres queridos allí presentes y seguí comiendo torta de
fiambre mientras miraba un video clip con jugadas de Neymar. Luego de un
prólogo extensísimo del locutor donde se arrodilló en La Bombonera para pedir
disculpas porque no era Messi el homenajeado, en pocas palabras dijo “todos
sabemos que el video clip debió ser de Messi, pero el año pasado ya se lo
hicimos y como que quedamos muy mamaderas del petiso. Este año decidimos
cambiar, y luego de descartar 43 videos de Messi, inclusive tuvimos que desechar
uno donde Lio se desvestía para salir a la cancha; no saben, sin desperdicio
estaba. Entonces elegimos al negrito este, Ney… Neymar, sí, así le dicen.
Bueno, no es Messi pero el botija dicen que la mueve, si te digo te miento
porque nunca lo vi jugar. Bueno, es obvio que Messi es el mejor del mundo, lo
sabemos todos y no hay discusión, pero bueno, acá va el videíto para el negrito
este, ¿brasilero es, no? Brasilero parece que es, me dicen”. Acto seguido: un imperdible
video clip de Neymar, y en el momento de la mejor jugada de su vida, donde dejó
buscando explicaciones metafísicas a dos defensas argentinos, no tuvimos oportunidad
de verla con ninguna repetición, qué raro.
Yo se la dejo aquí, porque soy
bueno (clickeá en "aquí" y vas a ver que entrás al video).
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jajajajajaj excelente columna. Comento ahora porque había ido a buscar helado.
ResponderEliminarAh, te va a llegar un sobre con la nominación pal pie de foto más largo de los últimos 74 años, según la IFFHS, o como sea la sigla.
Calza 48 ese pie de foto.
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