Hola,
como todos saben mi nombre es Chanchito y ya soy la sensación de este país,
tengo que hacer espacio en mi agenda pero pronto coordinaré una entrevista en
profundidad que me quiere hacer Carballo.
Mi
gente lo dice, soy rock (o ruack, como le gusta decir a mi gente beia). Y no se
equivoca, tengo mucho rock encima y muchos recitales arriba. Tantas noches de
boliches, teatros o antros, me ha hecho sacar algunas conclusiones sobre un
tema atrapante para algunas personas, e irritante para otras.
Quiero
hablar sobre esos seres humanos que asisten a un espectáculo musical sin bajar
nunca uno de sus brazos por sostener un celular. Ese celular prendido y en modo
video. Sí, estoy hablando del gil que filma todo el recital.
En
oportunidad de un festival de rock donde presenciaba a una banda que no era de
mi total agrado, me encontré vecino a alguien que sí, y que además filmaba el
recital. El señor ya entrado en años pero con grandes complejos de juventud,
arengaba al resto de los mortales que estábamos cerca para que saltáramos y
cantáramos los temas.
El
típico ser humano que no puede ver a alguien quieto a su alrededor. En otras
circunstancias, esta persona me merece muchísimo respeto. A ver, seamos claros,
es el personaje que suele expresarse con un “¡vamo a cantar, putos!”, pero este
ser siniestro no me merecía el mismo respeto. ¿Por qué? Porque filmaba todo el
espectáculo, cual adolescente excitada por la presencia de Justin Bieber, no se
detuvo jamás en su afán por filmar. “Detuvo” es simplemente una metáfora, ojalá
–para sus intereses- hubiera logrado detenerse para obtener una imagen clara y
enfocada, pero el hijo de puta no paraba de moverse por el pedo que tenía.
Se
me ocurren tantas preguntas para hacerle a ese tipo de personas… ¿En realidad
sienten que logran un buen video? ¿Llegan a su casa y se sientan a ver toda esa
masa audiovisual con sonido saturado e imágenes movidas? ¿Luego de ver todo ese
video espantoso se siguen sintiendo buenos camarógrafos? ¿No pasaron nunca por YouTube?
Además
son una molestia irritante que termina desconcentrándote del espectáculo que
pagaste para ver y que lo estás teniendo obstaculizado por un fenómeno que se
la pasa todo el recital con un brazo arriba. Uno siempre sueña con que se
desate un pogo demencial que termine volteándolos y aplastándolos. No quiero
desearles que en ese mismo pogo una patota de gordos aplaste el celular, porque
soy un conservador de los celulares, y no vengo a acá a promover la compra indiscriminada
de celulares. Tengo un teclado adelante y por ende una responsabilidad social.
Como yo tuve casi seis años el mismo aparato, defiendo mis ideas de la misma
manera. ¡Liberen los auriculares!
Me
fui de tema, como siempre. Es sorprendente el poder de ilusión que tienen estas
personas, como la de un adolescente de 14 años que todavía espera regalo el Día
del Niño.
Cuando
esa persona es un “conocido” creo que uno tiene que intervenir. Hay que decirle
qué es lo mejor para él, que lo sepa. “Mirá, no es por acá. Vos tenés familia,
tenés a tus viejos, tenés tu esposa y tus hijos, enderezate botija”, hay que
decirle. No me gustaría que a gente me vea en la calle y me señalen con dedo
acusador, mirándome con ojos de “mirá, ahí va el primo del loquito que filma
todo el recital”.
Prefiero
ser señalado con un “ahí va el mediocre que todavía escribe en un blog y en
facebook”.
Otro
buen camino podría ser estar presentes en el momento en que se sienta a ver el
video en su casa, o mejor aún, en ese momento donde, orgullosos de su obra
maestra, te prestan el celular y te dicen, con los ojos brillosos de alegría, “mirá
lo que filmé anoche”. Ese, o el otro, es un buen momento para decirle “esto es
espantoso, no filmes nunca más en tu vida”.
Creo
que lo más sano para estas personas con complejo de Sebastián Abreu (pero sin
humo desprendido por los poros de la piel) o de Sergio Gorzy (pero sin… Bueno,
todo eso que tiene Gorzy además de la cámara), podría ser algún tipo de
condena.
No
sé, por ejemplo en delitos similares como la violencia doméstica, se quieren
implementar pulseras que detecten la presencia del agresor a cierta distancia;
en estos individuos capaz que podríamos implementar algunas pulseras que apenas
ingresen a un local de venta de celulares, el vendedor pueda identificarlo y tenga
prohibido venderle un celular que filme.
Yo
doy soluciones, porque como saben soy un servicio social. Y los voy dejando por
acá, no tengo más ganas de escribir un fin de semana, tengo que salir a
conquistar eso que los mortales le dicen Mundo.
La responsabilidad de
todos los conceptos vertidos es de Chanchito. “Fijate si puso la puerca” se
deslinda absolutamente de toda demanda que pueda realizarse.