El problema de Suárez es ser uruguayo


El Mundo todavía no te entiende esa costumbre que tenemos nosotros, esa de tomar mate por la calle. Como algunos piden que Suárez entienda que los contextos son diferentes, y decirle “negro” a secas a alguien en Inglaterra, no significa lo mismo que decirle “mirá, ahí vino el negro con los chori” en Uruguay. Ver a un uruguayo paseándose de camisa con el buzo de lana en los hombros y termo y mate es una postal nuestra; pero para el Mundo no. Seamos sinceros y agradezcamos que se amplió la imagen visual que le viene a un europeo cuando le decís “Uruguay”, ahora no solo te dicen “Forlán”, ahora también te dicen “Forlán y Suárez”.
Lo mismo que pasó con los koreanos en su Mundial (aquello que tomaban en los entretiempo de los partidos, algo supuestamente natural y costumbre de ellos, que los hacía rendir físicamente en los segundos tiempo) y las sospechas que a todos nos vinieron, debe pasarle a todo el Mundo con el mate, andá saber qué piensan que están tomando estos indios, dirán.

Ni hablemos de “el pueblo te apoya, Luis”. Intentamos defender a nuestro prócer (Luis viene a ser como el Batlle y Ordóñez de nuestra historia, el primer prócer fue Artigas [Forlán] y ahora viene Luis*), sosteniendo que no es racista, y todo el pueblo se lanza hacia el campo de batalla más próximo (el feis de Evra, sí, el uruguayo es un poco cómodo para buscarse un campo de batalla). Desplegando todo su orgullo y su pasión y sensibilidad y generosidad y solidaridad y responsabilidad con la causa de Suárez. ¿Cómo? Jugando al tiro al blanco, pero en vez de blanco pongamos un negro, y en vez de flechas pongamos insultos. Bárbaro, mañana hagamos una marcha en contra de los accidentes de tránsito saliendo todos de deliberys. 
Sigamos con esto de “el pueblo te apoya, Luis”. Vaya aquí la situación de un ciudadano de nuestra patria defendiendo a Luisito:
Defensor de Suárez: Mamá, andá al súper a comprarme una Coca de 600, que tengo calor.
Madre: Pero la de litro y medio me sale menos, mi amor.
Defensor de Suárez: No, quiero la de 600, es más cool.
Madre: Bueno, ya voy.
Defensor de Suárez: Ah, y traeme dos pajitas.
Se siente cerrar la puerta, la madre del Defensor de Suárez se dirigió hacia el supermercado más próximo. El individuo se acomoda su gorra durante siete minutos en frente al espejo del ropero del cuarto, ese espejo al lado del póster de los Wachiturros. Se dispone a sentarse en su silla fucsia frente a su computadora. Clicea en el botón Inicio de su facebook, que ya estaba abierto. En Buscar escribe “e”, e instantáneamente en el motor de búsqueda aparece Patrice Evra. Ojea la primera noticia, intentando ver si reconoce alguna palabra de esas en inglés que postea (pensando: qué negro atrasado, escribe en inglés), y coloca el cursor en la barra de Comentarios. Inmediatamente, con el pecho inflado de orgullo, con la bandera uruguaya flameando imaginariamente detrás de él con un sol gigantesco y brillante que asoma por la ventana del cuarto , se dispone a defender a Luisito: “NEGRO PUTOOOO LA CONCHA DE TU MADRE CHUPA PIJA CAGON PUTOOO NEGROOO NEGROOO”.
Madre: Ya volví mi amor.
Luego de escribir en el Chat un “te amo”, dice:
Defensor de Suárez: Mamá, guardámela ¡ya! en la heladera, tengo que ir al baño a peinarme y sino la Coca se me calienta.
Madre: Ok, hijo.
Defensor de Suárez: Y ponela del lado derecho de la heladera, porque no me gusta que se junte con las sobras del mediodía.
Madre: Bueno.
Después de terminarse la Coca casi de un sorbo por el disgusto que sea agarró cuando vio que el ex novio de la ex novia de él tenía 1659 amigos, y él tiene 1630, le dijo a la vieja:
Defensor de Suárez: Mamá, andá al super y comprame unas Lay's grandes y una Coca de 600, estoy bajoneado.
Madre: ¿Otra vez?
Defensor de Suárez: Sí, ¡ni me preguntes!
Madre: Bueno, ya voy Zelmar.
Defensor de Suáez: ¡Y un paquete de maní japonés, también!
Madre (murmura)
Defensor de Suárez: Con sal ¿eh? Porque la otra vez me trajiste sin sal y me bajó la presión, tuve que sacarme el gorro 5 minutos y abanicarme, ¡no sabés cómo me quedaron los pelos! Tuve que bañarme de vuelta para poder peinarme.
Bueno, no siempre se dan este tipo de situaciones en nuestro pueblo tan solidario, a veces piden la Coca con una pajita sola.

*Fue el que se me ocurrió, si alguien tiene otro prócer de la patria que se me haya escapado, recuérdemelo en los comentarios acá abajo.

Es normal que Luisito se agarre la cabeza después de entrar al facebook de Evra, y ver gente que le habla como si Patrice pudiera entender el precario lenguaje de los fieles a Suárez. Quedate tranquilo Luis, nosotros te defendemos de verdad.

Probablemente es la columna más larga que he escrito; y el título se me está yendo largo, qué lo parió, tengo graves problemas para sintetizar ideas; ahora jodete y lee, si entraste lee


Es hora de terminar con este tema (mentira, todo el tiempo recurro a lo mismo porque me quedo sin ideas). Y hablo de la ortografía de la gente en la posmodernidad que vivimos. En realidad no estoy seguro si estamos en la posmodernidad o en la decadencia de la modernidad, en la era pre extraterrestre, en la era de los periodistas que hacen chistes (incluso yo, pero no me pagan ni por una cosa ni por la otra), o en la época pre reaparición de Jesús en chancletas a decirnos “bueno, vamos cerrando por acá; se les fue la mano con eso de la autodestrucción de la raza humana y el sun”.
Cercano a mi primer viaje al exterior para una cobertura periodística me encuentro aquí. En frente a la misma computadora de siempre, en frente a las mismas páginas web de siempre y buscando aquellas que me den un cacho de información que necesito, y que obviamente no existe, porque claro, el fútbol parece que es cosa de hombres.
Me desvié un poco, aunque en realidad nunca dije bien qué es lo que iba a hacer. Bueno, me acordé. Es hora de terminar con la discusión y armar categorías, que cada uno se identifique en una y tenga ese sentimiento de pertenencia que tanto le gusta al uruguayo, sobre todo en temas tan sensibles como la ortografía, los dichos de Tabaré Vázquez o los cuetes en Navidad y Año Nuevo.
Sin más preámbulos (gran preámbulo ¿eh?) las categorías:
El tildómano. Sí, tremendo invento, pero es una categoría y es mi blog, si queres inventar hacete tu blog e inventá vos. Estas personas tienen una especie de problema con los tildes, digamos que son los “terapia intensiva” de la ortografía. Son personas con una buena intención, con muchas ganas de mejorar su escritura, pero realmente pueden ir arrancando a repartir currículum vitaes en varios supermercados, no sin antes contratar a una persona idónea para que les escriba dicho currículum.
Un ejemplo: “se nos vinó el verano, no pasá nada en está ciudad y por eso me fuí a la pláyá a tomar un póco de sol. Gracias a mama qué no me compro el bronceador hoy luzco un bronceado como Samuel Eto’o”.
El re tierno. También conocido como el estúpido. Generalmente se da en menores de edad pero no es exclusivo de estas especies que nunca se extinguirán. Más allá de los horrores que me obligan a colocarme mi par de lentes especiales para leer barbaridades (los viejos y queridos “culo de botella”; no tengo problemas de visión, pero antes de leer eso prefiero ponerme tremendo aumento, mirar con poca luz y desmayarme), son un método: un método para levantar minas, o flacos, según la preferencia de cada uno/a. Es muy común en comentarios de facebook en las fotos de esos que buscan un contrato con Play Boy pero no le han encontrado la vuelta para mandar currículum. En mujeres es común y se lo ve socialmente por muchos sociólogos contemporáneos como “pendeja calienta macho”. En hombres es menos común pero es un fenómeno en crecimiento constante, el científico canadiense Henry Pámelachu lo califica como “este pendejo tarde o temprano va a trabajar llevando carne al interior”.
Un ejemplo: “hlizz, me guzta tu pic. M das un bzito? T amo ta? Mux Kizzezz”.
El Bíblico. Esta categoría se asemeja un poco a la primera y van de la mano, muchas veces podemos ver el mismo fenómeno en la misma persona. Son personas que denotan ese esfuerzo por mejorar pero no salen del nivel simio ni con un pase al exterior. La característica es la de poner mayúsculas indiscriminadamente, tanto a nombres propios (aunque a veces no), como a palabras cualquiera. Estamos estudiando en estos casos y todavía no encontramos una razón lógica, por ahora hemos desarrollado varias teorías y lo único que encontramos es un complejo de idiota. Igual vale decir que tratemos estas personas con respeto, nunca se sabe si tarde o temprano se transformen en el mesías.
Un ejemplo: “Qué Calor que Hace che. No se Puede con el Aire Acondicionado, El otro Día lo apagué y Me vino una Diarrea Como pa Ochocientos; justo Me Había mandado un Guiso de Porotos que me Dejó como Loco”.
El caritómano. Ando bien inventando patologías y palabras. Acá tenemos personas que todavía no se enteraron que la escritura es una cosa, y la oralidad y gestualidad es otra; o simplemente tienen el deseo de que sea todo junto. Es más, se trata de personas que en realidad tienen poquísima gestualidad. Aquí también ingresa el paciente con problemas de emoticones, más allá de las caritas predeterminadas que todos conocemos. Son seres con serios problemas, ya que no diferencian mucho los conceptos. Te ponen una carita para decir frases amorosas, para levantarse una mina, o para dar las condolencias por el fallecimiento de un pariente. Soy capaz de insultar al que me ponga un :( el día que alguien de mi familia fallezca, avisé.
Un ejemplo: “Yo soy hincha de Peñarol ;) y tengo aguante. :D Peñarol (L) Oro y carbón (L)”.
El excitado. Estas personas tienen una característica fundamental, exageran y muestran constantemente deseos de gritar, pero en persona son absolutamente todo lo contrario. Se trata de personas que son golpeadas en la casa, que necesitan gritar pero lo hacen escribiendo (vaya error, es escritura mhijo), y generalmente se trata de futuros golpeadores/as.
Un ejemplo: “aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa quiero ir a la playaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! No aguanto maaaaaaaaaaaaaaaaaas a mi jefe ponieeeendomeeeee el miembro en el escritorioooooooooo!!!!!!!!”.
Turcos en potencia. Es simple, el abuso de la k. Ojo, hay algo que es importante en esto, la solidaridad siempre latente del uruguayo, porque no hay letra más discriminada en nuestro lenguaje (¿qué lenguaje?) como la k. Me parece bárbaro que se intente reivindicar los derechos de la k, habla de nosotros como sociedad. Igual que con los perros, al propósito: ¿vas a tirar cuetes en Navidad? ¿Verdad que no? A los perros los enloquece, o ¿no éramos defensores de los animales? Ah no, sos defensor de los animales para una cosa pero sos tirador de cuetes compulsivo para otra.
Un ejemplo: “kiero ke me kieras, te kiero mucho. ¿por ke no me decis que me keres, insensible?”.
Jajajáicos. Esta persona debe tener un trabajo muy aburrido, y en realidad son personas aburridas. Personas que miran a Rial, que carecen totalmente de su vida fuera de las cuatro paredes que la encierran (literalmente, son personas tristes que viven en un mini monoambiente y tienen el inodoro al lado de la televisión, es entendible la tristeza de terminar de satisfacer una necesidad y convivir con la otra al lado). O está el otro caso, que se trata de personas inseguras, que cuentan chistes y necesariamente lo acompañan de un “jaja” para avisar que es un chiste. Realmente si tu chiste es bueno, si lo que estás diciendo es gracioso, no necesito tu “jaja”, podés metértelo en ya sabés dónde, porque además, tu chiste es malo, gil/a. Es más, tampoco es ingenioso comentarle a alguien que dijo algo gracioso con un “jaja”, elaborá una frase que demuestre que te hizo reír o decí simplemente “me hiciste reír”, hacé trabajar esas neuronas embarradas con aceite para caño de prostituta de Show Match. Qué lindo, siempre dando consejos para nuestros lectores, somos un servicio para la comunidad.
Un ejemplo: “quiero ver El Señor de los Anillos jajajajajajajajajajajajaj comiendo pop en el cine Ópera y no caerme de la butaca porque una polilla se la devoró en medio de la película jajajajajaja”.
Puntos-suspensivos-compulsivo. En esta categoría, lamento decirlo, usted lector entra. Sí, quiero generalizar y voy a generalizar, todos a esta altura están envenenados intentando darle suspenso a vuestras vidas, que de por sí no tienen suspenso. Vamos, somos uruguayos, ninguno de nosotros tiene una vida interesante, en este país no pasa nada. No se crean que por mirar una serie en televisión, que termina con un final abrupto, o la pausa de Tinelli en el momento decisivo donde va a abrir un sobre y decir “y el ganador es: ………………………………………………………………………………………………………… ¡Vamos a la pausa!”. Veo puntos suspensivos en las preguntas, en las exclamaciones (nada más contradictorio), en las afirmaciones, en todo. Temo decirle a usted lector que padece una adicción, se han vuelto verdaderos drogadictos del suspenso. Por favor, si usted quiere salir de este flagelo puede acceder a nuestros módicos precios en rehabilitaciones para “adictos a los puntos suspensivos”. Tenemos tratamientos especializados y dirigidos a cada persona de manera diferente, si usted recién comienza le sacamos el bicho a prepo y lo dejamos limpito. Si usted hace un tiempo que está en esta adicción, le proporcionaremos una inmediata internación con charlas grupales a cargo de Sergio Puglia, y un tratamiento en base a observación de videos, 12 horas por día de Tv Ciudad. No se olvide de consultar aquí mismo, comentando esta columna usted se está ayudando a sí mismo, y ayudarse a sí mismo es ayudar a esta sociedad en suspenso. Dale dinámica a tu vida integrándote a los cursos de rehabilitación de Fijate si puso la puerca, ¡comentá ya!
Un ejemplo: leáse a sí mismo, señor lector.

Quedan definitivamente excluidos de estas categorías los que directamente son analfabetos. El que estaba en la escuela el día que enseñaron a leer, pero vichando las fotos hot de la compañerita en su ceibalita, o aspirando polvo de tiza en el baño. Que por cierto, lo único que produce es un mareo, mentira que es tóxico.

Imagen meramente ilustrativa, ya fue demasiado texto.

Les hablo a mis enemigos invisibles


Uno a veces progresa en la vida –o siente eso- y ya no sale a ganar los partidos. Es más, te conformás con tirarle un caño a alguien y después reírte. Sí, es una mentalidad poco uruguaya estarán diciendo ustedes en sus casas mientras de reojo miran Fox Sports en HD en su lcd de Motociclo. Bueno, te estoy hablando de un fútbol 5, ojalá pudiera vivir del fútbol (que me paguen obviamente) y salir a matarme en cada partido; pero no, no tuve esa suerte. Ah, claro, se ve que vos tuviste esa suerte y por eso pagás $ 40 pesos para jugar contra mí en una cancha que si picás muy fuerte en un desborde podés quedarte sin nariz, ni cara.
Imaginate que yo fuera un fanático del Estadio Alternativa Charrúa y siempre concurro a la “Tribuna D”, y por este motivo decido tatuarme en la pierna con letras góticas (¡no pueden faltar!) “Tribuna D”. No sé qué tiene que ver, pero vos no fuiste mucho más original, o no supiste expresarte en tu precario idioma, ante el tatuador.
No dudo que seas mejor futbolista que yo, de hecho Robert “el bola” Lima un domingo a las 7 de la mañana es mejor futbolista que mi precario estilo de tirar caños y pegarle de tres dedos. Eso sí, que te dejo todo en la cancha no lo dudes, el 80% de los partidos que juego me dejan con hielo en casa por algún desgarro o esguince, está científicamente comprobado por el Instituto de la Lesión Paranormal en el Futbolista Uruguayo; hoy a cargo del científico canadiense Henry Pámelachu.
A veces las personas del interior (hablo de esa parte de territorio al norte de Montevideo, o sea, al norte del Uruguay; esa especie de territorio sin conquistar que ni brasileros ni argentinos tuvieron ganas de hacer suyo) no entienden ese pequeño detalle a la hora de pisar el césped sintético de una cancha alquilada: no es la final del mundo.
Y miren que me he encargado de hacerlos entrar en razón. Qué casualidad que siempre termine en el equipo de los que sobran, en esa especie de equipo sparring para que los cás ganen. Y en ese equipo, por ende, siempre hay más de uno que no conozco. Y acá voy a confesar algo, me calienta que me llame por mi nombre un tipo que no conozco y mucho menos me gusta que me ordenen en malos términos ni me exijan marcar cuando no quiero. A eso iba, he tenido que explicárselo a ese individuo de muchas maneras, siempre poniendo como ejemplo a la madre.
Ojo, no me parecen mala gente, porque a veces se esfuerzan en donarte un balón dentro de la cancha (en medio del partido y todo), pero no la revientan contra el muro de afuera porque quieren, lo hacen por falta de costumbre a la hora de dársela a un compañero. Igual me dan lástima, es como que te generan lo mismo que ese nene chiquito afuera de la cancha, te dan ganas de tirarle una pelotita y que juegue solito un rato.
Y bueno, cuando ese que no entiende mucho la dinámica de un fútbol 5 (y mirá que he jugado en otro lugar, hasta un campeonato, y no hay con qué darle, la caballerosidad de los jugadores es otra) a veces hay que hacerles entender de otra forma. Digo, a esta altura de mi vida prefiero esguinzarme una muñeca por utilizar métodos de enseñanza correctivos al prójimo, que llegar en ambulancia a mi casa porque el señorito tenía ganas de irme a marcar con la herradura de su pie de equino hacia adelante.
Le robo un poco el concepto a una querida blogger-amiga: hay gente que no entiende nada. ¿Cómo vas a caer a jugar así vestido un fútbol 5 en verano? Y encima con la autoridad moral de armarte una línea de tres.

Si queres hacer una protesta empezá por prender antorchas afuera de la escuela que te educó



La gente debe pensar que soy uno de esos ensañados con los que escriben mal, de los que se calienta cuando ven la mínima falta de ortografía, de los que publican frases irónicas para burlarse de los que escriben pésimo ya que estos no te van a entender ni metiéndose una manija y que alguien les de cuerda; no se equivocan, soy uno de esos.
Y muy atento también, por eso saco fotos de este estilo, ya no es la primera. Igual, en este caso quiero darle crédito a quien iba conmigo, él se dio cuenta antes y como tenía la cámara a mano registré el momento; seguramente yo iba indignado mirando a alguna señora mayor que paseaba su símil-perro-de-peluche-viviente o por basura tirada en lugares que no se debe. “Qué botija con conciencia social” pensará usted en este momento, ni cerca, soy un gruñón que cuando va por la calle se calienta con todo lo que ve, y si no encuentro algo con qué calentarme, me caliento por no tener con qué calentarme, o sospecho que en ese lugar se está lavando dinero porque las cosas están demasiado prolijas. Sí, soy de la teoría conspirativa fácil, y también lo que pensás: no levanto minas ni a palo.
Yendo directamente a la imagen, en primer lugar no voy a citar el error, digo, horror ortográfico, y en segundo voy a divagar sobre un par de cosas. No interesa la agrupación que esté realizando esta protesta (por cierto, tiene una sigla de estilo fijatesipusolapuecado), acá lo que importa es la acción. Llegamos al punto argentinizado de “te encuentro una causa y te armo piquete-protesta en cinco minutos”. Y por eso mismo, en cinco minutos no podés armar una protesta seria, o por lo menos tenés que delegar mejor las responsabilidades, al que te dice que no puede jugar un fútbol 5 porque tiene que mirar a Tinelli no lo mandes a pintar la pancarta. Como tampoco creo que en un piquete auténtico argentino vas a encontrar a un manco tocando el bombo. Acá en Uruguay el bombo es relativo, lo que sí no puede faltar es un mediotanque con unos choris o un puesto de tortas fritas.
A esta pancarta te la relaciono con un grafiti que vi hace poco en un barrio de Montevideo, decía: “kiero soberania personal”. Profundo, ¿no? En primer lugar flaco, pedí un maestro particular (qué horror, una de las personas que mejor nos representa es un maestro y todo el tiempo estamos comprobando que a la gente le preocupa más mostrarse sensible con el tema de actualidad, que agarrar un diccionario para saber la diferencia entre “hay”, “ahí”, y “ay” [y eso que hay gente que te arma cadenas y/o fotos demostrativas con manzanitas que te ejemplifican bien, pero no hay caso]).*
Vaya concepto, en segundo lugar. El muchacho preso no estaba (debería). Tan, lo que se dice muy coartado en su libertad, no estaba, sino ese grafiti no estaría ahí o esa persona que le estaba quitando su soberanía ni bien terminó el grafiti lo mató, y yo me hubiera dado cuenta por el dibujito del contorno de su cuerpo en la vereda. No me vengan con que armo teorías rebuscadas cuando te sacan una marcha cada cinco minutos, y vos que estabas en la calle desde las cuatro y media de la tarde y llegas a las diez de la noche a tu casa tenés que bajarte a 10 cuadras porque los señoritos querían hacer una marcha porque justo salieron a pasear a la rambla después de cobrar el aguinaldo y les robaron los 18 mil pesos que llevaban en el bolsillo de atrás del pantalón.

*Volvió la locura de los paréntesis ¿eh? Ah sí, sigo siendo ese mismo que escribe difícil para la gilada y después se queja que nadie lo lee.