Como
es sabido estamos próximos a una fecha muy especial, una de esas fechas que
muchos disfrutan y otros no, básicamente como todas las festividades, a algunos
les da lo mismo y otros aprovechan para festejar, juntarse o mamarse (también
las tres cosas al mismo tiempo).
Estamos
hablando del 14 de febrero, del Día de los Enamorados, o también conocido como
San Valentín. Es por eso que salimos a la búsqueda de un testimonio
desgarrador, la palabra de los que generalmente no tienen voz. Hablamos con Valentín,
un muchacho de 25 años, soltero.
Un
muchacho que sufre cada 14 de febrero y ve cómo mucha gente se agrupa por
causas nobles como retirar términos racistas de un diccionario, o la
legalización misma, pero ve cómo nadie piensa en su propia miseria.
Llamarte Valentín no
está tan mal, más allá de las cargadas de los bobos que te riman el nombre con
jugolín. Es más, uno es un poco exclusivo, no hay mucho padre que te bautice un
botija con Valentín, porque hay que tener huevos, si después el pibe te sale
feo y no consigue novia va a sufrir la condena social de por vida. Lo que pasa
es que nunca nadie nos entrevista, nos hace una nota, o al menos un móvil de
Gustavo Sanz en Telenoche 4.
Valentín
Tarde
soleada, dura para sobrellevar en la capital montevideana. El encuentro estaba
pactado para las 17 horas y puntualmente Valentín asistió a la cita. Charla de
bar, se pidió un refresco sabor naranja y en sus ojos se podía traducir alegría
al no conocer al mozo y que éste no saliera con un chiste rimando su nombre con
jugolín.
Vistiendo
camisa y remera debajo, un poco excesivo para un día de verano en plena tarde,
nos saludó amablemente y se lo vio muy dispuesto a dar su testimonio.
Antes que nada, buenas
tardes.
-Buenas
tardes, sí. Digamos que todavía estamos en enero y puedo decirlo. Llega febrero
y no me sale ni un “buen día” cuando llego al laburo. Es difícil.
Empecemos con la
entrevista. ¿A qué edad te diste cuenta que no estaba bueno llamarse Valentín?
-La
primera época es la del jugolín, en esos tiempos estaba bravo. Nunca faltaba un
pelotudo que te dijera “Valentín, a tomar jugolín”, y se señalara la
entrepierna. Ya venían vivos los gurises antes, es mentira que ahora son más
vivos. Ahora son más metrosexuales, eso nadie lo dice. Después en la
adolescencia, cuando los cumpleaños de 15, los viajes a Bariloche, que en ese
entonces todos decían que ya no había nieve. La verdad que no sé porque nunca
fui, se me hace que de puros envidiosos los que se quedaban acá. La época de
los cumpleaños de 15, en 3ero de liceo más o menos, ¿no? Era brava, cuando el
lunes veías que todos comentaban lo que pasó el sábado y vos no sabías ni de
qué hablaban, te sentías un poco excluido. Después descubrías que una de las
compañeritas había cumplido 15 y no te invitó. O cuando te invitaban veías
hasta la loquita con la que se agarraba de los pelos en el recreo, y te dabas
cuenta que te habían invitado porque invitó a toda la clase. Y uno en esa época
no buscaba explicaciones, viste, las sufría nomá.
Duro testimonio. Sigamos…
¿Y cómo eran esos cumpleaños de 15 a los que sí fuiste? Contanos sobre alguno,
imaginamos que fuiste a varios al menos.
-Y
no, la verdad que me invitaron a tres, y en esos tres estaba toda la clase. Era
bravo, sobre todo el primero, cuando no sabías ni cómo te tenías que vestir.
Fijate que uno esperaba al viernes para no tener que ponerte más la corbata y
ese sábado te tenías que poner corbata para ir a un cumpleaños. Una mierda.
Encima te prestaban un saco y tenías que andar cuidándolo toda la noche porque
si lo perdías o se manchaba, en tu casa no te dejaban salir nunca más.
Volviendo a lo de la corbata, era preferible la corbata roja del liceo a
ponerte una con el gato Silvestre, como me hacían poner, y encima de camisa
verde. Aunque a decir verdad, en esa época estaba de moda ponerte una camisa de
color. Lo que ahora solo se deja para los periodistas deportivos terrajas como
el pelado Crosa.
Intentemos buscar nexos.
¿Qué relación hay entre todo lo que nos contaste y llamarse Valentín?
-Mucha.
Uno se siente un poco discriminado. No te digo que voy a salir a los medios a
reclamar derechos para los valentíndescendientes, pero llegó un momento donde
tantos reclaman derechos que por eso quise hablar con usté, Chanchito, un
referente en este medio.
Muchas gracias,
simplemente cumplimos con un deber social.
-Y
está bien que lo hagan, porque no solo los afrodescendientes, los
peludodescendientes o los chanchitodescendientes tienen derechos, también los
valentíndescendientes, que un poco nos vienen marginando. Y ustedes nos dan ese
lugar que no tenemos en la sociedad, uno es un agradecido para tan prestigiosa
página.
Tampoco te pongas
mamadera.
-Perdón.
Sigo con la pregunta que me habías hecho. Lo que pasa es que en esta sociedad
se entrevista al que se va de vacaciones, pero nunca al que se queda
trabajando. Entrevistan al afrodescendiente que lucha por sus derechos pero no
se habla con el afrodescendiente que le chupa un huevo el tema porque labura
ocho horas y no tiene tiempo para reivindicaciones. Y en San Valentín se
entrevista a los que están de novio, pero nunca a un Valentín que está soltero.
Pa’ mí un poco está parcializado el tema. O sea, te van a la tienda que venden
peluches a ver cómo viene la venta de osos con cara de boludo, pero que todavía
rinden aunque nadie lo crea; pero no te van a la sala de maquinitas del
shopping a ver cómo viene la venta de fichas ese día.
Contanos cómo es para
vos un típico Día de los Enamorados.
-Y
mirá, te voy a ser sincero. Salgo a laburar como cualquier día, porque tampoco
es que lo hayan hecho feriado, si fuera feriado habrían más parejas y menos
divorcios. No sé, te la tiro como al pasar aprovechando la oportunidad. Para mí
esto de los divorcios es todo un negocio, ahora hasta la gente hace fiestas
después de dejar a la mujer. Al final la gente se casa y se divorcia solo
porque hay fiesta donde mamarse. Claro, como ya no tienen edad para meter
boliche y si salen son unos viejos verdes mirando pendejas, buscan casarse o divorciarse
pa’ mamarse y que nadie los juzgue. Pero acá nadie habla de los solteros, y
perdoná que insista en el tema.
No, de eso vinimos a
hablar.
-Por
eso. Acá ves a un “Sordo” González dando estadísticas de aprobación del
gobierno de Mujica pero nunca un índice en la tasa de solteros. Otra cosa, ser
soltero es más caro que estar de novio, eso es otra hipótesis que quiero
contrarrestar. Porque acá se dice “ah, los regalos, llevarla a pasear”, y
etcétera etcétera. Pero nadie dice que uno tiene que hacer regalos, invitar a
salir, invitar tragos pa’ mamarla, todo para conquistar alguna, pero todos los
fines de semana. El que está de novio tiene esos gastos a lo sumo dos veces al
mes, y después del año una vez por año. Una papa.
Bueno, estaría bueno que
contestes la pregunta.
-Disculpá,
pasa que aprovecho la oportunidad para reivindicarnos un poco en el tema derechos
humanos. Y un día de San Valentín es complicado, vas a hacer un trámite ese día
y cuando te miran la cédula te hacen algún chiste, y vos ahí con cara de “¿no ves
que todavía me hago la paja?”. Es una situación incómoda, más cuando tenés que
hacer ese trámite en la Intendencia y te pasean de oficina en oficina y en
todas te hacen el mismo chiste. Después salir a pasear no podés, si vas a la
rambla todos caminando de la mano y vos corriendo como pa’ ponerte en forma y
tratar de conseguir novia, ahí por lo menos sudás y disimulás que estás
llorando. Cruzar una plaza te la regalo, o tenés todos los bancos ocupados con
parejas y sentarte al lado es incómodo, o te chorean, como cualquier día. Vas
al cine y cuando ves que está por cortar dos entradas tenés que decirle “no, es
una sola”, y te miran con cara de “pobrecito”. Ni hablar de cuando se murió una
tía abuela el 14 de febrero, fui a la florería a pedir un ramo de flores pa’l
velorio y ya me estaban ofreciendo ofertas para San Valentín, al final no se
puede morir nadie tranquilo un 14 de febrero.
Ahora, ¿cómo se llega a
esta situación? Es decir, ¿cómo ha sido tu suerte con las mujeres?
-Complicado
también. Vos dirás “tá, este no tiene novia porque anda con todas”. No, tás
loco. Yo iba a los boliches y siempre era de los que se quedaba hasta que
prendían las luces por eso de ganar algún partido en la hora. O por lo menos
llevarme a la que esté más en pedo. Pero tampoco, se prendían las luces y me
veían, ese era otro de los problemas. Después era complicado, nunca era de los
que sacaba a bailar, siempre era de los que decía “allá hay tres, nosotros
somos tres”, pero terminaba bailando con una muchacha que, con todo respeto, no
le doy ni un vaso de agua. Y muchas veces no crucé ni el saludo con esa que
bailaba. No te miento, he llegado a bailar 15 minutos por compromiso con esa
muchacha y no le hablé jamás. Le mando un saludo si me está leyendo: “sí, era
yo”. También me pasó de ser tres y tres y que mis amigos terminaran chuponeando
y yo ahí cruzando frases de ascensor pa’ matar el tiempo.
Sos un poco exquisito
también, tenés que admitirlo.
-Y
vos como periodista resultaste medio criticón. Vos porque no estabas ahí. Eran
feas, vamo’ arriba, eso de los derechos en los feodescendientes todavía no está
en la conversa, a lo sumo habrá sido tema dos o tres veces en la boca de
Victoria Rodríguez, pero no es que robe de 30 a 45 minutos en Subrayado, con
Traverso metiendo comentarios entre tape y tape.
Algo bueno tiene que
tener esto de ser soltero.
-Lo
único bueno hasta el momento es que ya soy capitán en mi equipo de fútbol 5
entre solteros y casados, después no, todos te miran como un pajero y das
lástima como Mujica a nivel internacional. Después es una cagada porque todos
te cargan con frases como “a ver cuándo pegás ese pase al exterior, Fabián
Coelho”.
Para ir cerrando, ¿cómo
te ves un 14 de febrero dentro de 10 años?
-En
primer lugar no sé, y creo que con eso te iría contestando todo, pero pa’ no
hacerte venir al pedo te voy a contar dos cosas. La primera es algo que soñé
una vez: un sueño recurrente que tengo es con San Valentín, ahí verás cuán
traumático ha sido esto en mi vida, pero una noche soñé que tenía novia, que la
sacaba a pasear, que la invitaba al cine y después a las maquinitas del
shopping pero para jugar de a dos. Soñé que le compraba flores y me reía de los
que entraban a comprar ramos para el velorio, y que tallaba nuestros nombres en
un árbol. Después al final me despertó las ganas de mear porque justo la noche
antes había salido y con tanto trago que invité no alcanzó que fuera diez veces
al baño. Y lo segundo que te quiero contar es que una vez fui a una gitana para
averiguar esto mismo, al final era muy cara y me la traté de levantar, se me
armó quilombo con los demás gitanos, me corrieron ocho cuadras y por lo menos
encontré el shopping abierto para jugarme algunas fichas.
¿Qué no sabés quién es el gato Silvestre? No tuviste infancia, o en tu infancia ya tenías novia. |