En este caso analizaremos una canción, que en lo personal, desconocía. Hasta ahora el análisis del cancionero infantil estaba dedicado para aquellas canciones que aún recuerdo haber sufrido en mi niñez; claro que recordé solo dos canciones, gracias al minucioso y eficaz trabajo de mi inconsciente.
Por este motivo es el turno de indagar un poco y encontrar nuevas canciones; sobre todo porque queremos seguir robando con esta sección. En este caso la canción se intitula “A comer”. A continuación, el análisis:
Lavarse las manos,
sentarse en la mesa,
pedir la comida,
así es como se empieza.
De entrada nos encontramos ante una actitud pasiva de parte de los niños. Digo niños ya que generalmente estas canciones están destinadas a infantes, esos delincuentitos que caminan por la calle camuflados de túnica blanca. Pero que no se salvaron, no, que no se crean que camuflados de blanco les perderemos el rastro luego de cometer una fechoría; les encajamos la moña azul para dejarlos bien ridículos.
Bueno, volvemos a la canción. Buen detalle el de lavarse las manos, generalmente las manos de los niños dan asco y prefiero no citar las suciedades que allí podemos encontrar. Luego la canción continúa tirándome un centro al chiste fácil, que no haré, no voy a decir que nos encontramos ante un tipo de familia diferente donde en vez de sentarse en sillas se sientan encima de la mesa. “Pedir la comida”, ¿así que todo de arriba che? Es simple, el botija se sienta a la mesa y grita “mamá, hazme el favor de servir mi comida, estoy hambriento y con ansias de saborear tus deliciosos alimentos”; bueno, estaba pasado de rosca el gurí. “Así es como se empieza”, entonces la cosa no terminó, nuevas sorpresas depararán.
Lavarse las manos,
sentarse en la mesa,
pedir la comida,
así es como se empieza.
¿Apenas arranca la canción ya hay estribillo? Así no che…
A comerse la sopa,
a comerse el arroz,
a comerse la carne,
que mamita preparó.
Evidentemente estamos ante la presencia de una familia tradicional. De esas donde los domingos se toma refresco cola, donde los 12 apóstoles vichan todo el tiempo lo que pasa en la mesa, donde el padre se toma un vino y golpea a los infantes al grito de “¡comete la sopa o te reviento!”, y donde la sopa se come, y no se toma. Y un último detalle, “que mamita preparó”: ¿papá se rasca? o ¿papá no tiene derecho a cocinar? Claramente estamos hablando de maltrato familiar, estamos ante la presencia de una madre golpeadora, cortita lo tenía al padre, si pisaba la cocina pedía permiso antes, sacaba número, esperaba su turno, y sacaba el agua de la heladera porque la vieja se olvidó de llevarla y ya todos estaba atragantándose con la pechuga del pollo.
Sino comes no hay merienda,
ni paseos ni diversión,
sino comes no hay amigos,
ni verás televisión.
Y claro, ahí estaba lo que les decíamos. No quedó otra, al botija hubo que amenazarlo para que coma. A ver, está claro que esta canción tiene sus años. Hoy en día la “merienda” debería sustituirse por las porquerías de turno, ya sea papitas, la hamburguesa feliz, o el chicle con un vello púbico de Barney. Paseos, diversión y amigos actualmente se podría reducir a la internet, ahí pasean (por facebook, dándole click al botón de “Inicio” cada 30 segundos), ahí se divierten (cambiando el click en “Inicio” por el click en “Perfil”, para variar), y ahí están sus amigos, a los que le declara amor todo el tiempo, a los que desconoce casi absolutamente, y con los que comparte fotos semi desnuda (si es hija claro, si es hija vaya sabiendo que ese engendro que se encierra mucho tiempo en el baño es porque se está sacando fotos en bolas; y si encima usted la ve entrar al baño con la cámara de fotos en la mano, confírmelo, su hija es flogger, o plancha, o más bien flogger pero plancha, o plancha con ribetes de flogger, pero en esencia flogger y de espíritu plancha, o plancha por fuera flogger de corazón; bueno, usted madre debería saberlo).
Tiqui tiqui tiqui tiqui,
los dientitos tiqui van,
triturando la comida,
el niñito va a engordar.
¿Qué hace Juan Ramón Carrasco metido en una canción infantil? A caso es una amenaza para que coma, “Ernestito, comé toda la comida, dale, o sino vas a mirar hora y media de jugadas de JR. Y sino le entrás al postre te hago ver los recitados completos de Carrasco, desde que era técnico de Féni”. Y como lo dice la canción el pibe entró a triturar la comida con tal de no ver semejante película de horror. Es más, el temor es tan grande que el botija va a comer más de lo que debe, hasta engordar y no tener la mínima posibilidad de ser futbolista en su vida, no vaya a ser cosa que lo dirija Juan Ramón y termine sufriendo una poesía peor a la de esta canción.
Y esta amenaza no hace otra cosa que seguir comprobando el autoritarismo de esta madre dentro de la casa. “Disuelvan la cocina” se escuchó gritar un día, por parte de una empleada doméstica que se encargaba de limpiar los cuartos, extrañamente con el padre siempre adentro. Jamás se supo de ella.
Es la imagen del niño luego de aquella cena, o almuerzo. Del padre jamás se supo, tampoco de la vecina con la que se lo vio por última vez. |