Cancionero infantil, parte tres

En este caso analizaremos una canción, que en lo personal, desconocía. Hasta ahora el análisis del cancionero infantil estaba dedicado para aquellas canciones que aún recuerdo haber sufrido en mi niñez; claro que recordé solo dos canciones, gracias al minucioso y eficaz trabajo de mi inconsciente.
Por este motivo es el turno de indagar un poco y encontrar nuevas canciones; sobre todo porque queremos seguir robando con esta sección. En este caso la canción se intitula “A comer”. A continuación, el análisis:
Lavarse las manos,
sentarse en la mesa,
pedir la comida,
así es como se empieza.
De entrada nos encontramos ante una actitud pasiva de parte de los niños. Digo niños ya que generalmente estas canciones están destinadas a infantes, esos delincuentitos que caminan por la calle camuflados de túnica blanca. Pero que no se salvaron, no, que no se crean que camuflados de blanco les perderemos el rastro luego de cometer una fechoría; les encajamos la moña azul para dejarlos bien ridículos.
Bueno, volvemos a la canción. Buen detalle el de lavarse las manos, generalmente las manos de los niños dan asco y prefiero no citar las suciedades que allí podemos encontrar. Luego la canción continúa tirándome un centro al chiste fácil, que no haré, no voy a decir que nos encontramos ante un tipo de familia diferente donde en vez de sentarse en sillas se sientan encima de la mesa. “Pedir la comida”, ¿así que todo de arriba che? Es simple, el botija se sienta a la mesa y grita “mamá, hazme el favor de servir mi comida, estoy hambriento y con ansias de saborear tus deliciosos alimentos”; bueno, estaba pasado de rosca el gurí. “Así es como se empieza”, entonces la cosa no terminó, nuevas sorpresas depararán.
Lavarse las manos,
sentarse en la mesa,
pedir la comida,
así es como se empieza.
¿Apenas arranca la canción ya hay estribillo? Así no che…
A comerse la sopa,
a comerse el arroz,
a comerse la carne,
que mamita preparó.
Evidentemente estamos ante la presencia de una familia tradicional. De esas donde los domingos se toma refresco cola, donde los 12 apóstoles vichan todo el tiempo lo que pasa en la mesa, donde el padre se toma un vino y golpea a los infantes al grito de “¡comete la sopa o te reviento!”, y donde la sopa se come, y no se toma. Y un último detalle, “que mamita preparó”: ¿papá se rasca? o ¿papá no tiene derecho a cocinar? Claramente estamos hablando de maltrato familiar, estamos ante la presencia de una madre golpeadora, cortita lo tenía al padre, si pisaba la cocina pedía permiso antes, sacaba número, esperaba su turno, y sacaba el agua de la heladera porque la vieja se olvidó de llevarla y ya todos estaba atragantándose con la pechuga del pollo.
Sino comes no hay merienda,
ni paseos ni diversión,
sino comes no hay amigos,
ni verás televisión.
Y claro, ahí estaba lo que les decíamos. No quedó otra, al botija hubo que amenazarlo para que coma. A ver, está claro que esta canción tiene sus años. Hoy en día la “merienda” debería sustituirse por las porquerías de turno, ya sea papitas, la hamburguesa feliz, o el chicle con un vello púbico de Barney. Paseos, diversión y amigos actualmente se podría reducir a la internet, ahí pasean (por facebook, dándole click al botón de “Inicio” cada 30 segundos), ahí se divierten (cambiando el click en “Inicio” por el click en “Perfil”, para variar), y ahí están sus amigos, a los que le declara amor todo el tiempo, a los que desconoce casi absolutamente, y con los que comparte fotos semi desnuda (si es hija claro, si es hija vaya sabiendo que ese engendro que se encierra mucho tiempo en el baño es porque se está sacando fotos en bolas; y si encima usted la ve entrar al baño con la cámara de fotos en la mano, confírmelo, su hija es flogger, o plancha, o más bien flogger pero plancha, o plancha con ribetes de flogger, pero en esencia flogger y de espíritu plancha, o plancha por fuera flogger de corazón; bueno, usted madre debería saberlo).
Tiqui tiqui tiqui tiqui,
los dientitos tiqui van,
triturando la comida,
el niñito va a engordar.
¿Qué hace Juan Ramón Carrasco metido en una canción infantil? A caso es una amenaza para que coma, “Ernestito, comé toda la comida, dale, o sino vas a mirar hora y media de jugadas de JR. Y sino le entrás al postre te hago ver los recitados completos de Carrasco, desde que era técnico de Féni”. Y como lo dice la canción el pibe entró a triturar la comida con tal de no ver semejante película de horror. Es más, el temor es tan grande que el botija va a comer más de lo que debe, hasta engordar y no tener la mínima posibilidad de ser futbolista en su vida, no vaya a ser cosa que lo dirija Juan Ramón y termine sufriendo una poesía peor a la de esta canción.
Y esta amenaza no hace otra cosa que seguir comprobando el autoritarismo de esta madre dentro de la casa. “Disuelvan la cocina” se escuchó gritar un día, por parte de una empleada doméstica que se encargaba de limpiar los cuartos, extrañamente con el padre siempre adentro. Jamás se supo de ella.
Es la imagen del niño luego de aquella cena, o almuerzo. Del padre jamás se supo, tampoco de la vecina con la que se lo vio por última vez.

Ponele un “me gusta”

Un fin de semana sin fútbol. Sin ir a la cancha, sin mirar por televisión a los rivales con la ilusión de verlos perder, pasar vergüenza, ser humillados, goleados y con sus estrellas expulsadas, lesionadas o dejadas en ridículo (cito las actitudes homo sapiens de Darío Rodríguez o la mutación de Lembo a un poste de luz).
Por ende uno ya comienza a prepararse durante la semana sabiendo que vamos a estar en lugares donde generalmente un fin de semana no vamos a ver nunca. Algo parecido a una semana de fiestas, pero sin dichas fiestas.
Para muchos el paseo por el aire libre es un camino, para otros las drogas o para otros levantarse temprano a ver Cacho Bochinche (permítanme generalizar, en este momento desconozco si siguen en el aire). O para otros instalarse en frente de una computadora a simplemente ver pasar sus vidas frente a un monitor de 14 pulgadas.
U otros nos encontramos con el deber periodístico que no descansa ni un fin de semana sin fútbol, y con elecciones de las más democráticas que puedan existir en el mundo. Aclaro que este comentario refiere a Uruguay, un país al sur de América Latina donde las elecciones son tan democráticas que aún cuando existe un solo candidato se recurre a votación. (PD de este párrafo, sino soy la única persona del mundo que comenzó un párrafo con la letra “u” pelada, pego en el palo).
Estaba hablando de mi labor periodística, precisamente de investigación. Como acabo de decir muchas personas buscan diferentes formas de hacer pasar las horas del día en un fin de semana hasta que llegue la noche, donde la mayoría sale a alcoholizarse y drogarse para poder bailar la música que se emite; pero no fue el caso, ya que los boliches no habrían (salvo En tono de grises). Por este motivo las horas del día cobraron mayor importancia, las personas buscaron diferentes actividades para no verse a sí mismos sentados en un sillón mirando Punto Penal al mediodía.
Pero sabido es que Uruguay es una gran clase media, por ende la mayoría de los objetivos que las personas se plantean, jamás se logran; y si se logran, se endeudan de por vida. Y si esos objetivos referidos a qué hacer en un fin de semana sin fútbol, se plantean en el interior del país: mejor tener lejos del alcance todo objeto que pueda tener filo.
Entonces todo cristiano termina en frente de una computadora, por más que ese era un día en donde podía encontrarse con su novia, matear con amigos, o embriagarse con el ebrio del barrio (todo barrio tiene un ebrio típico, y sino éste puesto está ocupado por “el loquito” del barrio o como un día bien dijo el Cuarteto: “el putón del barrio”).
Usted lector se encuentra en un estado de desorientación similar al del arquero con el  escudo AUF en frente a una pelota. A lo que voy con todo esto es que navegando por las redes sociales uno encuentra de la más variada gama de comentarios, fotos y conversaciones carentes de privacidad alguna (si me permiten la redundancia, red social en el diccionario sino lo dice, debería definirse como carencia de privacidad de las personas ante el mundo virtual y/o real [tampoco es que esté definido si eso es un mundo virtual o si las personas en realidad son reales, valga la segunda redundancia]).
Y una de esas tantas cosas a las que uno puede enfrentarse en una red es a la conversación y/o discusión de una pareja. Se me dirá que esto no es investigación, ya que cualquier hijo de vecino puede chusmear el muro de otro y verlo como quien elige los tomates en la verdulería a la hora de elegir a quién indagarle el muro, descubierto de toda privacidad. Pero la investigación está en que a continuación les presentaremos dicha discusión entre una pareja de jóvenes internautas, pero antes la reproducción escrita de la discusión de una pareja hablando cara a cara, hace tres años.
Discusión I (la cara a cara)
Fulanito: Disculpame Menganita, sinceramente no era mi intención lastimarte.
Menganita: Pero Fulanito, me lastimaste igual, ¿en qué pensabas cuando me hiciste esto?
Fulanito: No pensaba, creeme. Si yo pensara obviamente que no lo hubiera hecho.
Menganita: Deberías haberlo hecho, porque hace seis meses que estamos juntos.
Fulanito: Lo sé, ¿cuándo es que cumplimos los siete? Disculpá, un poco se me entreveran las fechas.
Menganita: Es mañana Fulanito…
Fulanito: Perdoname, no me acordaba.
Menganita: Nunca te acordás de mí. No te acordabas de mí cuando dijiste que me pasabas a buscar para ir al cine, no te acordaste de mí cuando dijiste que ibas a conocer a mis padres, ni te acordaste de mí ahora cuando me engañaste…
Fulanito: Tampoco te pongas así, yo de verdad te quiero, y no quería lastimarte.
Menganita: Te repito, lo hiciste.
Fulanito: Estaba confundido. A veces la rutina me abruma. A veces creo que te quiero como nunca, y a veces creo que necesitamos separarnos un poco para no cansarnos.
Menganita: Eso le pasa a cualquier pareja. Mirá allá, van de la mano sonriendo felices; y están en la misma que nosotros, en un pueblo del interior sin poder hacer nada. Los dos nos queremos, no nos equivoquemos más e intentemos sacar adelante esto.*
Fulanito: Es verdad lo que decís. Perdoname, no sabía lo que hacía.
Menganita: Pero que sea la última vez, te lo pido. No quiero que me vuelvas a lastimar, y si hago esto de perdonarte es porque te quiero, de verdad te quiero…
Fulanito: Yo también te quiero Menganita, te quiero mucho…
*Obviamente se dieron cuenta que el diálogo fue inventado, nadie habla tan correctamente como para cambiar una “y” por una “e” en el caso de la siguiente palabra que comienza con “i”.
Discusión II (en una red social entre de una pareja de internautas)
El Fula Niitoh de laTeja: Ei xq puziste me guta a la pic d el Diee??? te amo
La Menganiita Carboné: eeee? te amo mas
El Fula Niitoh de laTeja: siiiiii, vs pusist “me gusta” a la foto dl Diee… en la q taba cn el carly y la maru… te amo mas yo
La Menganiita Carboné: iiiiiop? na tas viajando bb, te amo massssss!!!!!!
El Fula Niitoh de laTeja: tas jodiendo? esa amista era tu novio bluda… yo no soy bludo,dcime la vrda… yo te amo mas mas massssss!!
La Menganiita Carboné: ahhhh sisisisi ya se,el m dijo q le pusiera un me guta… xq asi podía subirla al fac d los popus… te amoooo mas yo!
El Fula Niitoh de laTeja: mmmmmmmmm no m parec… iwal m tas descansando vs m parece… te amo mass ya te dije pelotuda
La Menganiita Carboné: vs no descanses mijo… sos mi novio o n? cnectate mañana, dal? te amo mas la concha de tu madre
El Fula Niitoh de laTeja: sisi vs m dscansas… n m dscanses mas q t pasas dscansandome y soy tu novio, no me descanses… mañana m cnecto dale, bechito te amo mas hermozaaaa
La Menganiita Carboné: xD hermozzo vs, te amo y no me dscanses mas vs jaja… va pa i
No es necesario decir nada en este pie de foto
El Fula Niitoh de laTeja: va pa i hermozza… q no vuelva a pasar jajaja bsooo!te amo massss
La Menganiita Carboné: :) te amo
El Fula Niitoh de laTeja: ;) te amo mas jaja
La Menganiita Carboné: :P no yo te amo mas jaja
El Fula Niitoh de laTeja: :D bueno dale, iwales
Y así sucesivamente…
No solo que un “te amo” es tan común como una gorrita verde fosforescente, o que la ortografía del castellano se perdió, se pidió captura, se la raptaron, la secuestraron, pidieron rescate, la asesinaron, enterraron sus restos, se crearon hipótesis del asesinato, se descubrió la verdad, se capturaron sospechosos, luego los culpables, y finalmente se aclaró el crimen; sino que también la gente cambió, la sociedad cambió, y un fin de semana sin fútbol, también cambió, y mucho.

Piñas no se merecen, se hacen

Comúnmente no me encuentro en la situación personal de mirar boxeo por televisión; y mucho menos concurrir a un escenario deportivo a hacerlo (ya sé lo que piensan, quién no vio en la calle a dos boxearse gratis para todo el mundo, o en  el Obelisco de Buenos Aires a hinchas con la Policía Federal; todos pasamos por eso, pero me refiero al deporte boxeo en sí).
Lo que me llevó a ver una noche de boxeo “profesional” fue, como creo que a todos les pasa en este mundo (nadie en sus cabales puede sentarse a ver boxeo), el ocio. Un poco alcoholizado, sí, pero con una noche que lo único que prometía era un cara a cara con la almohada. Entonces por qué no mirar lo único que la televisión ofrecía, además de un programa de televisión que habla sobre la televisión, pero que sólo habla de Gran Hermano.
Tampoco es que miré toda la jornada boxística (opa, entré a hablar como periodista de boxeo; sí es que en realidad existen), sino que me dispuse a observar la pelea de fondo, esa a la que se supone que van todos a ver, entre Cris Namús y una gallega llamada Loli (buen nombre para actriz).
La sorpresa no sólo fue encontrarme con un hijo de Kesman absolutamente empapado en lo que refiere a conocimientos sobre boxeo (o tal vez me estaba cagando, de última no sé nada de boxeo), sino también seguir confirmando que al Palacio Peñarol le vino bien el incendio del Cilindro.
Algo particular de la velada (no dejo de asombrarme de mí mismo, no paro de meter palabras boxísticas, mirá, ahí te metí otra) fue una especie de alfombra roja que se desarrollaba previo a la pelea de Namús. Los encargados de la transmisión (el hijo de Kesman era uno, el otro no sé quién era; todo bien con él, se notó que sabía de boxeo, pero yo no) iban realizando una breve entrevista a varias de las celebridades de nuestro país. Al estilo alfombra roja de Hollywood iban siendo entrevistados para mostrarles al mundo que estaban presentes en la “gran noche”. Alejandro Balbi, Víctor Dellavalle, Jorge “el guapo” Larrañaga, el colorado de Omar Gutiérrez, el golero de Cacho, Cacho, las Chin Chin, Pelusita, Taraletti, la boba que canta con Taraletti, y hasta Laura Martínez; fueron las celebridades a las que seguramente se les hizo formar una filita e ir pasando a ser entrevistados por Kesman, el hijo.

Indudable que la botija tiene talento. Difícilmente un plancha de la modernidad (esos que tienen todos caras de “pesados” pero van al shopping con mamá a comprarse ropa de marca y toman cerveza con pajita en una lata) se vea atemorizado con esta postura ofensiva de Namús.

Yendo directamente a la pelea, ya que es mejor obviar la deplorable entrada al cuadrilátero (otra más, y van), donde una entraba haciéndose literalmente “la pesada” con música rapera estadounidense, detrás de su entrenador quien con un cigarro apagado en su boca ponía cara de “malo”, al mejor estilo película norteamericana (se ve que recién llegó Rocky I a España); y la otra, la uruguaya, la nuestra, la que defendía a tres millones, la boxeadora local, la modelito que te llena la cara de dedos, el “bombón asesino”: entró con una cumbia, aludiendo a su apodo de mierda.
Bueno, no iba a hablar de la entrada de las boxeadoras pero lo hice. La pelea en términos futbolísticos podría decirse que tuvo a una gallega de menos a más (sí sí, Kesman chico lo dijo, pero se le escapó, esa es de fútbol viejo). Y por el lado de Namús encontramos a una boxeadora tan mala, pero tan mala, que uno que no sabe absolutamente nada de boxeo (excepto el concepto de que dos personas se entren a cagar a piñas arriba de un ring) se da cuenta. Claro, de esto no se percataron los jurados, quienes terminaron decretando como ganadora a la uruguaya. ¿Localistas? Es poco. Tengo el recuerdo de haberme sentado alguna otra vez a ver boxeo, y escuchar que uno de los jurados se llamaba Hugo De León. Hasta el día de hoy no sé si es “el Hugo” o si es otro, pero la cuestión es que ayer también era jurado de la pelea. Esto me lleva a pensar que es una especie de jurado internacional y que lo mandan a todas las peleas del mundo, y que seguramente estaba en aquella donde Tyson le comió la oreja a su rival; o que estas peleas están más armadas de lo que uno piensa y este Hugo De León siempre está disponible para una changuita de estas.
Es increíble darse cuenta de que el boxeo no es un deporte no solamente por el hecho de que dos cristianos se surtan arriba de un cuadrilátero; si le vamos a llamar deporte a esto entonces también llamémosle deporte al lanzamiento de botellas al muñeco, al insulto al línea, a correr el 151, a la meada en el árbol o al intentar llegar al fondo en un 407 a las ocho de la mañana. En cualquier deporte bien llamado el referee debe ser neutral; ta, aquí el referee es el mismo pelado desde que boxeaba Dogomar Martínez, pero te la llevo, dentro del ring el papel de un referee es menor (así a simple vista por un ignorante del boxeo), pero por lo menos los jurados deberían ser neutrales. Digo, tenemos a Argentina acá nomás, péguenle un llamado a la Asociación que corresponda y traigan un par de jurados extranjeros.
Esto de que los jurados sean de la misma nacionalidad que la botija uruguaya es poco menos que sospechoso; sobre todo para aquellos que sostenemos que es parte de un entramado del gobierno para seguir promoviendo el “knockout a las drogas”. En donde de a ratos se nos haga comer la pastillita de que es un plan que rinde, que saca boxeadores todo el tiempo, que pegan el pase a Italia y que aseguran su vida. Por eso a Cris Namús le traen a cualquier vagabunda que ande en la vuelta a pelear, para que siga yéndole bien y que el público coma que es una gran boxeadora.
Seamos sinceros, la gallega que peleó el sábado estaba comiendo golosinas minutos antes de pelear, que alguien me avise dónde está la conducta deportiva; yo si voy a jugar un fútbol 5 ya un rato antes no como nada porque nadie en este mundo puede hacer deporte luego de ingerir alimentos.
A pesar de todo esto el “bombón asesino” como boxeadora es parecidísima a cualquier botija de liceo que se agarra de las mechas con la compañerita por el plancha bobo que tienen de novio. No alcanza que se le traigan flácidas boxeadoras, veteranas casi retiradas, porque igual la surten durante diez rounds. Pero para esto estaban los benditos jurados; él, con su gorrita azul, sus lentes, su barba de una semana y su camperón Fila de nylon, la votó a ella igual.

Revelación

En un pequeño pueblo del departamento de Durazno vivía y luchaba un viejo peón del campo (aunque no tanto, los gajes del oficio lo hacían aparentar más). Don José (Artigas no, aclaro) tenía una esposa y algún que otro hijo por ahí, ninguno reconocido. Él no los consideraba como suyos, los llamaba como “la borra de algún vino”. Pero ninguno de estos había sido tenido con su mujer, la doña Isabel, “Isa” para los conocidos.
A José poca cosa le gustaba menos que viajar a la ciudad; un par de horas los separaban a él y su doña del pueblo. Pero muchas veces se les hacía necesario ya que necesitaban hacerse de víveres que el campo no podía engendrar.
En la mayoría de estos viajes don José se encontraba solo, ya que su mujer pocas veces salía de la casa por cuidar a los perros; fieles amigos de la pareja. Pero este domingo era diferente, doña Isa cumplía años y quiso visitar la ciudad junto a José.
Aprovechando el viaje al supermercado darían un paseo por la zona céntrica y visitarían algunas de las plazas para estar un poco en contacto con la gente de la ciudad. Pero tal plan nunca pudo llevarse a cabo, ya que apenas salían del supermercado una intensa lluvia comenzó a invadir las calles de la ciudad. Inmediatamente pasó de un domingo con gente en las calles a una zona puramente habitada por las gotas que caían furiosas del cielo.
José: Vamos a la pulpería de ahí a la vuelta, yo invito Isa.
Isa: No seas antiguo José. Ya no se le dice más pulpería, es un restauran ahora.
Apurando el trote avanzaron por las veredas esquivando los charcos que en pocos segundos se habían comenzado a formar. Hasta llegar al restauran, del viejo Pedro, que siempre supo ser testigo fiel de algún que otro tinto que José se tomaba antes de volver a su casa, luego de hacer las compras en la ciudad.
Mientras Pedro terminaba de servir un whisky a uno de los tantos fieles al lugar (de esos que uno nunca sabe si concurren todos los días por voluntad propia o son extras a los que se les paga para que la gente crea que siempre hay alguien en el bar), cuando escuchó que alguien se limpiaba los pies en la entrada, acompañado del sonido inconfundible de los pasos de una mujer.
Pedro: Pero qué placer que haya venido con su mujer don José, al fin se la conocemos.
José: Bueno bueno, no te hagas ilusiones. A esta ya la marqué hace rato.
Pedro: Mucho gusto señora. ¿Qué se les ofrece?
José: A mí un tinto como siempre, y a la doña un café. Hágame el bien…
Isabel: ¿Un caf…?
José: Un café dije, no se habla más.
Mientras que varios parroquianos torcían todo el pescuezo para estar atentos a la reacción de Isabel, ante tan dictatorial orden de José; ella solamente asintió con su cabeza y contestó:
-Con poca azúcar por favor.
Largo rato pasaron en el bar. Entre tintos, risas con algún otro parroquiano, algunos aperitivos para acompañar, y las clásicas charlas de fútbol. Isabel ya acostumbrada a estas larguísimas y solemnes charlas futboleras de José, se dedicaba mientras tanto a relojear el horizonte, para entretenerse y hacer que corra el tiempo más rápido.
En medio de una discusión sobre la existencia o no de los laterales carrileros Isabel interrumpió a José abruptamente:
Isabel: José, mirá esos que entraron recién.
José: ¿Quiénes?
Isabel: ¡Sh! (Cuchichiando) más despacio José, que nos van a escuchar.
José: (Acompañando en el cuchicheo) No los veo, ¿dónde?
Isabel: Esos de la mesa del fondo.
José: ¿Y qué tienen de malo?
Isabel: Y, son raritos.
Se trataba de dos jóvenes de no más de 25 años que ingresaron al lugar repentinamente, escapando de la lluvia que no cesaba aún. Claramente rompían con el paisaje autóctono del lugar, desde los colores llamativos hasta los propios estados físicos de los muchachos hacía pensar a cualquiera de los presentes que no estaban ante la presencia de dos asiduos concurrentes. En el mundo de los bares, todos se conocen entre todos.
José: ¿Raritos? Son unos botijas nomás.
Isabel: Sí José, ya sé que son botijas. ¿Pero no te parecen raros?
José: Deben ser deportistas o algo así. Esos gurises se andan vistiendo raro ahora.
Isabel: No sé. A mí me parece que son pareja.
José: No digas pavadas Isa. Si son dos hombres…
Isabel: Ya sé, pero deben ser “homosesuales”.
José: No, qué va. Mirá si van a ser “gueis” esos botijas, no ves lo bien que están físicamente. Deben ser deportistas, ya te dije.
La tarde transcurría y las charlas de fútbol también. Los laterales carrileros pasaban al ataque y la discusión era si había que tirar centro atrás o centro a la olla; con enganche o sin enganche. Y los dos jóvenes, muy cercano el uno al otro en la mesa, tomaban té.
José: A ver botija (dirigió su mirada hacia uno de los jóvenes). ¿Vos de qué jugás?
Joven: No, yo no juego.
José: Y tu amigo, ¿de qué juega?
Joven: No, él tampoco juega (al mismo tiempo que miraba a su compañero y esbozaban una sonrisa juntos).
José: (Por lo bajo) Ay estos muchachos, están para la jodita nomás.
Mientras Isabel insistía en cortar las charlas futboleras indicándole tal o cual gesto de aquellos jóvenes, que a ella le hacía sospechar que se encontraba ante una pareja de hombres. Pero José descartaba toda posibilidad argumentando que eran dos “jóvenes malcriados que lo único que hacen es estar pa’ la pavada”.
Isabel: (Cuchichiando) Mirá mirá José. Mirá cómo le pasa la mano por atrás de la espalda al otro.
José: No jodas Isa, ¿no ves que viene “fos-por” noticias? Subíle ahí Pedro, que los muchachos quieren ver también.
Mientras la voz del colorado Liberman ambientaba la escena del bar, junto a algunos cantos de envido, flores y contra-flores; los jóvenes seguían su acercamiento en la mesa, cada vez más. Uno le sacaba una basurita del pelo al otro, e instantáneamente Isabel llamaba la atención de José golpeándole el hombro para contarle. Éste pocas veces respondía, ya que su tinto y las noticias deportivas lo tenían atrapado.
Un andar muy quebradizo de uno de los jóvenes hizo que Isabel disimulara al mínimo su reacción ante el otro joven que quedaba en la mesa. Tal fue el exabrupto que ésta terminó derramando el vino de José, al intentar llamarlo y observar al muchacho al mismo tiempo.
José: ¿Qué hiciste Isa? Justo ahora que estaba viendo los goles de la fecha.
Isabel: (Cuchichiando, como siempre desde que entraron los jóvenes) ¿No viste cómo caminaba?
José: Qué se yo Isa, se estaría cagando…
Poco rato después, probablemente intimidados por las miradas sobre ellos, los jóvenes decidieron retirarse; acosados inclusive desde la ventana por la desesperada Isabel, quien nunca paró de observarlos intentando comprobar lo que veía.
Seguidos esta vez también por la mirada de José, quien la desvió del televisor durante un instante, porque la pausa comercial lo dejaba: ambos jóvenes comenzaron a besarse románticamente a las afueras del bar. “Dos de oro” casualmente decía un parroquiano que jugaba un truco; y así era la mirada de Isabel ante ese beso, que no hacía otra cosa que comprobar lo que venía diciendo, pero que igual la seguía sorprendiendo.
Isabel: ¿Viste que te dije José?
José: (Con el gesto incambiado, como todavía esperando que Fox Sports volviera de la pausa para ver los goles de Alemania) Y sí, a mí ya me había parecido raro que no dijeron nada del golazo de Messi…

La mirada desconcertada de don José. Al otro día aún no podía entender cómo los muchachos ni si quiera daban vuelta la cabeza para vichar los diez mejores goles de la semana.
PD: Historia inspirada en hechos reales.
PD2: Los lugares no son reales, ni tampoco los nombres de los personajes.

Cancionero infantil, parte dos

Continuando con esta sección, que poca repercusión tuvo (como tantas de las otras columnas, pero peor aún) analizaremos (yo, hablando en tercera persona) en esta oportunidad un tema muy controversial: El payaso Plín Plín.
¿A qué nos referimos con “un tema muy controversial”? A que como tantos otros temas del cancionero infantil, éste también posee un ritmo similar a otro; es similar al casi emblema de las canciones, que supera toda franja etaria, que logró pegar el pase al exterior del cancionero infantil para ser cantado por personas de todas las edades: el Que los cumpla feliz.
Ya sé lo que están pensando, Que los cumpla feliz no es una canción infantil. Pónganse a pensar un poco sino es infantil estar parado, mirando una torta con velas encendidas, aplaudiendo y cantando con un ritmo y letra simple, apto para ser aprendido por todo niño. Básicamente todos nos sentimos literalmente unos “pelotudos” cantándole el Que los cumpla feliz a alguien; quien además de ser adulado por todos tiene el privilegio de poder reírse de todos los giles que se lo cantan.
Sin más preámbulos (¿cómo me gusta el preámbulo eh?) el análisis del Payaso Plín Plín:
El payaso Plín Plín…
Estamos ante la presencia de un payaso con un nombre extraño, el señor Plín, de apellido Plín. Poco inteligente de parte de sus padres llamarlo de igual forma que su apellido. Es como esa gente que se apellida Ricardo, Ramón, etcétera, pero que cuentan con la suerte de que sus padres no cobraron venganza de una vida de mierda nombrando a su hijo de la peor manera posible. Entonces nos encontramos ante dos padres despiadados, con poco corazón hacia su pobre hijo (digo pobre de antemano, porque ya conocemos que su oficio terminó siendo el de desempeñarse como payaso).
Se pinchó la nariz…
Bueno, vamos a decir la verdad. Plín es un pibe con poca suerte; no bastó que la vida lo castigara cruelmente una vez, sin que le hiciera daño a nadie recibiendo tan espantoso nombre. Ahora desempeñando su labor conocemos mediante la canción que se pinchó la nariz. Es poco común digamos, no es normal que uno ande por la vida pinchándose la nariz; sí por ejemplo es cotidiano pincharte un dedo, un pie o hasta la propia boca comiendo pescado con espinas (lo que ya parte de un error, mal él comer pescado con espinas). Es curioso, sigamos viendo.
Y a los cinco minutos hizo fuerte achís…
Mágicamente nos encontramos ante el final de la canción, andaba inspirado el anónimo que la creó para expandirla como chisme de pueblo en temporada (Marzo a Diciembre es la temporada de chismes), como quien tira la piedra y esconde la mano. Bueno, volviendo a la canción, esta nos dice literalmente que Plín estornuda debido al pinchazo. Quiero despojar toda interpretación literal del tema, acá hay metáforas escondidas maullando como loco.
Recopilemos todo lo analizado anteriormente. Estamos ante la presencia de una persona que tiene problemas con sus padres, seguramente maltratado, con un oficio sin futuro, sin presente y que apenas si le aporta un sueldo para sobrevivir (lo cual ya me permito dudar). Hablamos de la nariz, hablamos de que estornudó por un pinchazo, hablamos de pinchazo. No caben dudas, en esa nariz enorme y roja escondía cocaína, la que lo ayudaba a sobrevivir a su vida maltratada, y a su vez para motivarse y cumplir con su oficio lamentable. Y el pinchazo en la nariz nunca existió, no seamos inocentes y descubramos la metáfora, Plín también se la daba con heroína.
La vida de Plín no fue fácil. Falleció de sobredosis a los 36 años, mientras trabajaba en un cumpleaños animando la fiesta. Cayó desmayado, horrorizó a todos los niños allí presentes, que ya desconfiaban al verlo ir cada cinco minutos al baño y volver rascándose la nariz.

¿Qué le está pasando al fútbol? Parte dos

En la anterior entrega editorial de la página nos explayamos (sí, el fútbol cambió, yo reivindico a los jugadores que nos hicieron grandes, aquellos que hablaban en tercera persona cuando se referían a ellos mismos) sobre la actualidad del fútbol uruguayo; hoy es el turno del internacional.
Con todo lo que nuestro país no tiene encontramos al fútbol español. Recientemente campeón del Mundo, con el equipo invencible por excelencia, con los Galácticos Recargado, y un resto que acompaña, y sobra.
El Barcelona, equipo al que nos referimos cuando mencionamos al “equipo invencible por excelencia”. ¿Qué se puede decir del conjunto catalán? Juega lindo, pero aburre. A lo que vamos, es que no encontramos ninguna diferencia entre nuestro paupérrimo fútbol uruguayo con la realidad de España, quien repetimos, es el campeón del Mundo.

Estamos todos de acuerdo si decimos que nuestro fútbol jamás podría favorecerse a la hora de venderse, con un televisado del domingo entre Cerro del Loco Omar Pérez (que es el hermano del Ruso, y que según predicciones de Boris Cristoff, Omar en el año 2035 será el Dt del Rentistas campeón de la Copa Spica Libertadores, y el titular de El País será “El hermano del Ruso gana la Libertadores”), y el campeón del Apertura: el Defensor Sporting de Repetto, que no es Nicolás, aunque el Toto tenga que recibir cientos de llamados por fin de semana desde la vecina orilla, que preguntan por el vínculo entre ambos. Repetimos, no es Nicolás Repetto ni tiene parentesco alguno; éste no es exitoso ni lo será, claramente estamos ante la presencia del “gurí bobo” de la escuela, al que le metían los calzoncillos por encima de la túnica y le rayaban la espalda con inscripciones tales como “Viva el fascismo escolar” o “Liberen al Tíbet de las cartucheras”. Con la única diferencia de que creció, se quedó pelado (vaya a saber si en una clase de Química en el liceo no le incendiaron la cabeza), y tiene suerte (sí, no se crean que él ganó el Apertura, fue Mora, De Souza, y los 35 minutos que pierde Martín Silva en cada saque de arco).

Estábamos hablando del Barcelona. ¿Por qué dije todo lo anterior del fútbol uruguayo? Porque todos sabemos que es aburrido, a las cinco y media de la tarde sentarte a ver el Tróccoli con Trujillo parado de cinco en Cerro; no es lo más entretenido que nuestro país ofrezca. Pero el famoso Barcelona no es divertido; bueno, cuando empezó a ganar títulos, en donde Ronaldinho se mantenía encadenado en las concentraciones para poder dormir antes de los partidos (según confesó Messi, quien asustado un día lo fue a buscar el padre a la concentración ya que la imagen de Ronaldinho desnudo, atado a una cama al grito de “¡déjenme salir que eu quiere tomarse umas caipirinhas com algumas garotas y Ronaldo y seus travas!” le dio mucho miedo y no fue suficiente su osito de peluche para consentirlo). Luego de los dos primeros años donde el astro Argentino brilló, nos comenzamos a maravillar con los que ya estaban hace tiempo, Xavi e Iniesta (éste último todavía dudo la edad que tenga, era sub 20 y en Catalunya se lo apodaba “el Carlitos Díaz catalán”). Y luego de estos jugadores se terminó la diversión, ya sin Ronaldinho de quien se aburrieron de contener en las concentraciones, el equipo funciona a la perfección; y esto aburre.

Que me desmientan sino, los rivales del Barcelona parecieran jugar en la altura por el récord de desmayos; los cerebros de los futbolistas no te vienen preparados para asumir psicológicamente que durante 90 minutos tenés el balón solamente las veces que saques del medio. Gran cantidad de infartos cerebrales ha habido a raíz de esto. Entonces la azul-grana “mecánica” (pero ganando títulos) es el mejor equipo del mundo, pero el más aburrido.
No hay ninguna diferencia entre el fútbol del Barcelona y el fútbol uruguayo en su totalidad, la reacción del público ante lo que ve en televisión es la misma, se A-BU-RRE. Es más, hasta nos animaríamos a decir que es más divertido el fútbol uruguayo, en donde por lo menos la expectativa de para dónde le va a picar al arquero tras un flácido remate al arco de Román Cuello en el Palermo; o hacia dónde toca hoy que se dirija el balón luego de un despeje de Darío Rodríguez, si a la platea América, si a la tribuna América, si se la revienta en la trucha a Aguirre y lo desmaya en medio del partido, o si ni siquiera atina al balón, provocando ahí una jugada de riesgo, innovadora y como solo nuestro fútbol puede ofrecernos. En cambio, lo más divertido del Barcelona es ver si Messi la colocó dos o tres centímetros más esquinado contra el palo, o si Iniesta lo asistió de tres dedos o con cara interna.

Mucho glamour, muchos millones, mucha publicidad, mucho estadios modernos, mucho “mejor jugador del Mundo”, mucho título mundial; pero no hay nada más reconfortante que levantarse a las diez de la mañana para ver las quince personas que asisten al Roberto para ver a su querida escuelita de Sayago de Darío Larrosa, con 45 años.
Más adelante seguiremos con este apasionante tema que es el fútbol, tocando otras realidades; algunos títulos que adelantamos son: “¿Pa cuando Riquelme?”, “Pobre botija Lamela, lo que debe haber sufrido en la escuela”, “¿Te parece raro que Fox Sports y Espn hablen tanto de fútbol colombiano y que el fútbol argentino traiga tanto colombiano?”, “Hasta Boris Cristoff sabía que tanta adulación a Gio Moreno iba a terminar en lesión de ligamentos”.


El Polaco Rivero siempre le alcanza las botellas de plástico al vecino de la esquina que las junta, y no se viste tan mal como el Barcelona.


Cancionero infantil, parte uno

En esta ocasión es el turno de empezar con un clásico: el Arroz con leche. Esta nueva sección intentará incursionar en un ámbito muy delicado como son las canciones para niños, aquellas con las que crecimos. No esperen un tema de Ben 10 (bicho que por mi ignorancia y mis 22 años desconozco absolutamente), ni siquiera uno de los Teletubbies, aunque considere que crecí como persona gracias a ellos (al mismo momento en que cambié de canal).
Se me dirá que es una sección condicionada por mi edad, les responderé que tienen razón, tuve una infancia sola, qué quieren también.
Sin más preámbulos, con ustedes el Arroz con leche:
Arroz con leche
Muy rico, un postre muy poco valorado y muy fácil de hacer. Me parece bien que se les inculque a los niños postres sanos y caseros mediante una canción.
Me quiero casar
Bueno, nos desviamos de tema. Empezamos bien, inculcándoles a los niños algo tan noble como la comida casera, en tiempos donde estamos colonizados por las hamburguesas y los panchos de Pancheros. Como dije, veníamos bien, ¿pero ahora le estamos declarando casamiento a alguien? Veremos.
Con una señorita de San Nicolás
Ta, es soltera por lo menos la muchacha. Vas bien. Ahora, ¿de San Nicolás? Seré ignorante, de hecho lo soy, pero ni me suena.
(Cinco minutos después)
Con la ayuda de mi amigo Google, a quien le mando un saludo afectuoso, encontré a San Nicolás. Bueno, parece que hay San Nicolás por todos lados del mundo, más o menos como jugadores representados por Casal en Italia. Y justamente Italia es el primer país donde aparece un San Nicolás, en Bari más precisamente; esto con la ayuda de otro queridísimo amigo, Wikipedia, a quien le mando otro saludo.
Ahora surge otra nueva vertiente, capaz que es la hija de Papá Noel, más conocido por la mayoría del mundo civilizado y coherente como Santa o San Nicolás. Bueno, no sé, veamos más.
Que sepa coser
A la mierda. Éste muchacho está pidiendo muy poco, y a su vez es un exquisito. Hago la pregunta de rigor ¿existen mujeres menores de 40 años que saben coser? Este muchacho se enamoró de una máquina de coser o estamos ante la presencia del típico y vulgarmente conocido como “rompe bolas”. Igualito a ese que va a una heladería y pide de dulce de leche (algo simple, común), pero ante la negativa del dulce de leche pelado, se le da a elegir dulce de leche granizado (creo que estamos todos de acuerdo con que es el postre de Dios); y éste dice que no. Bueno, me calenté, sigamos.
Que sepa bordar
Redundante flaco. Acabas de pedir un modelo exclusivo en la automotora de mujeres: la mujer que te cose las medias de fútbol 5, después de que las usaste por tres años y se te agujereó en el dedo gordo, porque sos un ordinario que le pega de punta. ¿Y ahora pedís que sepa bordar? Loco, en la ADLPMDMQTC (Asociación De Las Pocas Mujeres Del Mundo Que Todavía Cosen) dice clarito: “toda mujer que cose por ende sabe bordar” (art. 1°, inciso a).
Que sepa abrir la puerta para ir a jugar
Machismo de acá a la China ida y vuelta.
Aclaración: en internet aparece una versión del Arroz con leche con un par de estrofas más. A ellas les digo: en mi escuela me enseñaron la letra hasta acá, ¿ta? Andá a reclamarle a la FIFA ahora (que si vas con los abogados de Peñarol seguro te arreglan el problema).
Siguiendo la metodología anteriormente usada para encontrar a San Nicolás, esta es la primera foto que aparece en Google al poner “Arroz con leche”. No era necesario poner foto, es cierto, pero un amigo un día me dijo “mirá que si ponés foto queda más serio, la gente va directo a chusmear si hay una foto, y en una de esas alguien te lee”. Esto no fue tan así, pero que queda más lindo con foto es cierto. Ya se me fue la mano con el pie de foto, pero ya que estamos; te hablé a vos, sí, ese que cuando yo sea un “gran humorista” va a decir “yo era ese amigo, era yo, era yo”. PD: Si son frambuesas las de la foto están verdes.