Hola,
mi nombre es Chanchito y vengo a hablar de uno de los temas del momento,
después de los Juegos Olímpicos, los retazos que quedan del abanderado y que se
dejan ver por algunos (o todos) periodistas deportivos en metáforas como “abanderado
del mediocampo” o “Suárez: El abanderado uruguayo en el Mundo”, y toda esa
perorata (pa’ mí era perolata, pero no me la reconoce el muy puto de Google).
Les vengo a hablar de Cutcsa, y no vengo a robar como el otro que escribe, que
ya mil veces habló de los transportes colectivos de nuestro país.
Como
es sabido (ah, ¿no? Bueno, no soy periodista, si no sabías lo sabés acá) Cutcsa
estaría interesado en “fundar” una aerolínea con las chatarras, digo aviones
que quedaron ahí luego de que Pluna haya cagado fuego.
Desde
mi lugar, mi rol, y mi valor como ciudadano de este país, quiero advertir
algunas cosas. Sí, esta página me ha otorgado un rol social importante, soy un
formador de opinión.
Como
ya vinimos hablando en la semana vía Facebook (si pinchás en “Facebook” hasta podés entrar a nuestra página allí, podés
unirte, comentar, provocar, insultar y hasta adueñarte de ella, como hice yo) hay
problemáticas que ya la población comienza a discutir, y si no lo ha hecho,
entonces nosotros fuimos los precursores.
Estoy
dando vueltas, creo que me perdí. Espero que eso no le pase a las Aerolíneas
Cutcsa porque marearía un poco a la gente, literalmente hablo.
Comencemos
a citar las cosas que nos vamos a encontrar en los aviones. Como en cualquier
aerolínea fundada por una empresa originariamente de ómnibus, vamos a tener los
asientos maternales, para ancianos y para discapacitados. Básicamente los
asientos que todos conocemos como “primera clase”. Ubicados entre el Guarda (si
lo hubiere) y los demás asientos.
Dicho
Guarda, cuando lo haya, cumplirá las funciones de azafata, indicando a los
pasajeros las siguientes instrucciones: “señores pasajeros de este medio de
transporte, tengan el bien de escuchar al Guarda, o sea: yo, quien les habla. A
cargo de este bondi, digo avión, está el señor Washington Daniel Silva.
Recordamos a todos los pasajeros a bordo de este coche, digo vuelo, que está
terminantemente prohibido fumar, tomar mate y, por supuesto, hablarle o salivar
al conductor. Corrijo: ni una ni otra, ni salivar ni hablarle al señor conductor.
Corrijo: el señor piloto. Debajo de sus asientos podrán encontrar máscaras de
oxígeno, si fuera necesario usarlas porque algún gil no respetó el semáforo o levantamos
en peso a alguna vieja que se haya echado un pique hasta la cebra, donde allí
comenzó a caminar cansinamente para simular estar moribunda. Perdón, me dicen
que en esta ruta aérea no tocan ni semáforos ni cebra. ¡¿Qué papita la de los
pilotos acá eh?! Perdón el desliz… Bueno, cómo les decía: disfruten su viaje y
por favor, repito, por favor, no tomen mate a bordo, me molesta el ruidito que
hacen cuando terminan”.
Largo
el discurso, más de uno se bajó en el camino. Sí, es otra posibilidad que nos
brinda una empresa de transporte colectivo urbano (cuánta palabra al pedo), la
de bajarse en distintas paradas. Dependiendo del modelo de avión, podremos
tener puertas en el medio o la clásica en la parte trasera del avión, además de
adelante, por la que subimos y por la que siempre me pregunté si estaba
permitido bajar, ya que siempre vi un cartel que decía “descender por la puerta
trasera”. Me sentía un inmigrante ilegal de los descensos en transporte
colectivo cada vez que me bajaba solito por la puerta de adelante. Sentía que
todos me miraban… Sí, eso era cierto, eran las viejas sentadas adelante que me
miraban intimidantemente para comprobar que no les iba a hurtar su asiento con
la excusa de tener un pibe en brazos (eso fue un ejemplo, nunca llevé un bebé
en brazos, pero siento que las viejas sienten profundo odio cada vez que ven subirse un padre con su niño a cuestas).
En
la puerta trasera o en la del medio, podremos encontrar el siguiente cartelito:
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(El
paracaídas tiene otro cartelito con las correspondientes instrucciones de cómo
usarlo, escritas evidentemente para ser leídas en un instante y poder
aplicarlas de inmediato, o sea: en chino)
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Hasta
este punto, bajarse, está todo muy lindo. Ahora el problema será la
implementación de las paradas en el espacio aéreo. Es bravo, no lo discuto.
Pero bueno, la IM le encontrará la vuelta. Lo único que espero es que no
prometan colocar un “contador” de cuánto falta para que pase el siguiente avión
y terminen brindando el servicio solamente para usuarios de una compañía de
celulares, para una sola empresa de ómnibus (esta misma), y encima a tres pesos
el mensaje.
Ya
existen reclamos de la población a cerca de una seguridad especial en las
escaleras mecánicas que te llevan al avión. La gente que estará subiendo
tranquilamente, dejándose llevar por la magia de la escalera mecánica, teme ser
atropellado por señoras mayores que intentan colarse para conseguir asiento. En
estos días se comenzó a juntar firmas para colocar dos o tres guardias de
seguridad que ordenen el tránsito por esas escaleras. El temor de un caos está
latente.
No
voy a caer en chistes fáciles como “un pasito más al fondo que hay lugar” o “hagan
doble fila, por favor, a ver ahí en el medio hay lugar libre”, “otro pasito más
del lado del conductor”, o “a ver si le dan asiento a la señora con el nene”, o
por qué no el clásico “¡hijo de puta! ¡¿No ves por dónde cruzás?!”.
Sonarán
cumbias, Arjona y Los Pimpinela. Vilar por las mañanas y Petinatti por las
tardes. Esas son las opciones que a uno le ofrecen ni bien se acomoda en el
asiento no-reclinable del avión, proporcionándonos unos cómodos auriculares que
con suerte funcionará uno de los dos, y para bajar el volumen habrá que darle
duro porque se atraca.
Ni
bien Cutcsa logre poblar el espacio aéreo con 121, 182 y 183, podremos
encontrarnos con diferentes problemáticas en el tránsito. No sería raro que al
señor piloto le moleste la maniobra de un Lain Chile y le termine arrimando el
avión hasta quedar al lado, y entonces abrir la puerta para, mientras conduce,
dirigir su mirada al piloto chileno y propinarle la correspondiente serie de
improperios que culminarán con una invitación a bajarse a pelear en la que viene.
No
pueden faltar los vendedores ambulantes de paracaídas truchos, medias y
soquetes, chocolates Nikolo, bengalas fluo para parar el avión en la noche, o
estuches para los documentos y la boletera.
A
propósito de la boletera, Cutcsa nos brindará un servicio novedoso y muy
práctico, el boleto de 12 horas. Con él usted podrá aprovechar para realizar
más de un viaje en pocas horas, si tiene que ir a ver a su equipo de fútbol a
la Argentina, podrá cómodamente realizarlo con un simple boleto de 12 horas.
Podrá recorrer América en tan solo un día, o con dos boletos y un par de
trasbordos estar en la otra punta del Mundo disfrutando las maravillas que no ofrece
nuestro país. Todo esto con tan solo subirse al avión y decirle al Guarda “dame
común” o “dame de 12 horas”.
Bueno
amigos, después de todas estas novedades que les traje, es hora de despedirme y
desearles lo mejor. Bon voyage.
La responsabilidad de
todos los conceptos vertidos es de Chanchito. “Fijate si puso la puerca” se
deslinda absolutamente de toda demanda que pueda realizarse.
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(Censuramos
la Cédula de Identidad de Chanchito para preservar su intimidad). No pueden
decir que esta imagen está trucada, la foto de Chanchito está manipulada y
estirada como la de todos ustedes.
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