La semana pasada aconteció un hecho sin precedentes en nuestro país, una mujer contrajo matrimonio con un perro. Enlace producido ante la presencia de familiares y allegados, humanos y caninos.
Ella, de 63 años, divorciada dos veces, dijo haber encontrado “el amor que siempre soñé tener, ensucia afuera de la casa, no rezonga, no exige y me sale más barato que un veterano que después se te mea en la cama, tenés que cambiarle los pañales y darle de comer haciéndole el avioncito porque encima se te empaca sino se lo hacés”; declaró a medios locales luego del casamiento.
Al can se lo vio visiblemente muy contento luego del enlace. Según fuentes cercanas dicho perro se habría casado por conveniencia, ya que “la calle era muy dura”, habría dicho el can.
“No era fácil vivir a la intemperie. Fijate que cualquier nabo siempre te tiraba algo pa comer pero más de una vez caí por gil. El vecino de la vuelta siempre me intentaba envenenar, no sé por qué, si yo en algún árbol tenía que levantar la pata pa rociarlo; es una cosa que sale en el momento, uno no lo maneja. Me acuerdo la vez que me dio veneno para ratas, esa vez lo corrí cuadra y media, hasta que me rogó que lo dejara; sino hasta ahora lo estaba corriendo al gil ese. No siempre nos llevábamos mal, una vez me acuerdo que le salvé la vida. Un chorro se le metía porque dejó la llave arafue y de una le mordí el tobillo. Ta, después me encajó un tiro en la pata el hijo de puta, mirá acá, me dieron 35 puntos”, confesaba el canino a un medio local, luego de sacarse las correspondientes fotos y ser bañados en arroz; esto último lo molestó mucho, a tal punto de morder a tres viejas. Lo tuvieron que calmar tirando unos cuetes que el sobrino de su reciente esposa había comprado, quién sabe para qué porque ya estaba grande el pendejo de 20 años; que según afirmaron allegados: todavía no tiene novia.
“Y la vieja es divina”, hablando sobre su reciente esposa. “¿A quién no le gusta dormir a los pies de la cama, calentito en invierno, comer croquetas calentitas, garronear alguna pata de pollo o algún huesito del asado? Toy de lujo. Imaginate que cuando va al supermercado me deja afuera, obviamente mientras uno recrea la vista con alguna chiguagua de vieja millonaria, sin tener que hacerme el boludo rascándome pa en la rambla poder vichar alguna ‘gata’, sin que la vieja se dé cuenta”.
“Nos conocimos como toda persona normal de hoy en día, por Facebook. Teníamos un par de amigos en común, él no tenía privacidad en sus fotos y ahí lo vi. Ahí estaba él oliéndose la cola en la foto de perfil; fue amor a primera vista. No puedo decir que fue fácil. Al principio un poco no nos llevábamos, a él le gusta el reggeatón y escribe como la juventud de ahora; casi que no le entendés. Pero yo sabía que tarde o temprano iba a pasar algo, yo sabía que tenía todo lo que a él le puede gustar: casa, comida, abrigo y un paseo a diario por la rambla, alguna plaza, o por el mismo centro”, fueron las declaraciones de la mujer recién casada.
Según un estudio realizado por un científico canadiense, conocido en el medio, Henry Pámelachu (quien sigue viviendo en Uruguay ya que además de que lo dejaron olvidado en nuestro país, perdió hasta los documentos apostando al roba-montón con los vecinos del barrio; entonces sigue dedicando su vida a investigaciones sobre la vida del uruguayo promedio, con el sueño de volver a su país y no pisar suelo oriental nunca más); el 35 % de las mujeres mayores de 55 años, viven con un can como único acompañante en su casa. Una cifra muy alta, teniendo en cuenta que el 40 % sufre el síndrome llamado “sueño con ser Susana Giménez y arranco comprándome un perro”. A esto Pámelachu aclara que “es un síndrome poco duradero: o lo cortan de raíz matándole el bicho haciéndole comer cemento debajo de las ruedas de algún camión; o ésta termina alejándose definitivamente de su familia para cumplir su tan ansiado sueño”, fue la opinión del científico, a quien se lo ve muy bien adaptado a la jerga local.
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Fotografía del reciente matrimonio. Notoriamente felices, o bueno, en ese momento era ella la que estaba feliz. Ya que en ese instante se encuentra calmando al animal luego de envestir contra su sobrino homosexual de tardía maduración, quien luego de explotar unas cañitas voladoras, fue envestido ferozmente por el can; sacándole medio tobillo que se sumó a la colección, junto a la pollera de la vecina, los calzones de la misma, y la mano del tío luego que este le dijera “venga minino pechocho del tío”. |