¡Para qué quiero Premier League!


Este fútbol nuestro de cada día es tan apasionante que apenas entramos a una página para revisar el mercado de altas y bajas, nos encontramos con este titular en portada, primera plana, letra más grande, por ende la noticia del momento: “Exclusivo: Barone, aquel de Nacional, es el capitán y ‘dueño’ de Atlético Tucumán”. Atrapante.
Como lo prometimos en la semana, vuelve la columna futbolera, aquella que nos hizo surgir como página y luego nos aburrió y por eso seguimos con todo lo otro que nos da éxito en el público femenino, ese público que todavía lee.
Es decir, acá les traemos una nueva columna que básicamente no le importa a nadie, pero como se nos viene el campeonato, tenemos ganas de escribir.
A continuación, un minucioso y detallado análisis de los equipos que le importan a la gente (porque si encima que la columna no le importa a nadie, hablamos de equipos que tampoco le importan a nadie, esto sería un fracaso). Cómo se vienen reforzando, qué aspiraciones tienen y hasta dónde pueden llegar. (Aclaración: cuando digo “minucioso y detallado análisis” quiero decir que ni voy a nombrar a todas las altas ni voy a nombrar a todas las bajas. Si se decepcionan, se equivocaron de página amigos).
Club Atlético Cerro:
Equipo con mucha gente y que por miedo a represalias lo incluiremos entre los equipos que importan. Una de las principales altas es Claudio Dadomo, aquél que fracasara en cuanto equipo jugó luego que salió de Wanderers, años después le volvió a ir bien y fue justamente en Cerro. ¿Para qué te fuiste, Chancho? Ahora los villeros lo verán fracasar y borrarán la buena imagen que había dejado.
Otro exbohemio: Jhonatan Charquero. A lo sumo hará un gol y seguramente lo echen porque tenía amarilla por previo foul de ataque, y en el efusivo festejo de gol se saca la camiseta mostrando una inscripción que diga “no hay mal que dure 100 años, al fin hago un gol, te amo vieja, justicia para Callejeros y salven a las ballenas”. Mensajes en todo este tiempo sin goles.
Y la frutillita de la torta para el conjunto albiceleste es la incorporación del extricolor Olé Olé. Sí, acá no estamos contando chistes, pura información y primicia. Jugador que por allá por el 2006 o 2007 fuera promocionado como una de las promesas con las que contaba la fructífera cantera bolsilluda. Un africano que prometía desborde, velocidad y una zurda interesante. Nada de eso se vio en los 15 minutos que jugó en primera división. Seguramente después jugó en Tacuarembó recomendado por Michel Tatap o terminó de jardinero en la casa de Daniel Carreño.
Las expectativas villeras para este nuevo año, como siempre, serán no descender. Veremos qué sucede con Pallante y Pellejero, si los rajan o no. Y de las incorporaciones esperamos ver la reacción de la gente ante la idolatría que termine generando el experimentado camerunés de 43 años, Olé Olé. “Olé, olé, olé, Olé Olé. Olé olé olé olé, Olé Olé…”. Las delicias de grandes y chicos será ese canto de hinchada. (Capítulo aparte la página de Tenfield, que colocó una foto del moreno de cuando jugaba en Nacional, y le borró el escudo tricolor).
Danubio Fútbol Club:
Equipo con nuevo entrenador, tras la gran performance de Juan Ramón Carrasco, que en agradecimiento a Alarcón por abrirle la puerta en Nacional, se encargó de aplastar las chances danubianas, un serio competidor en eso de las ideologías del fútbol y el ballet de la pelota.
No quedan dudas que la incorporación que rompió el mercado para Danubio fue la de Jadson Viera, luego de que casi pide para pagar él un sueldo a Nacional con tal de seguir ahí y no terminar en Danubio. Recaló en los franjeados. Ya nos imaginamos una pareja de centrales con Jadson y Formigliano o el “Indio” Velázquez, o quizás de lateral derecho para dejar lugar a las jóvenes promesas danubianas, y poder explotar su velocidad por las bandas (hablamos de Jadson, claro. Ver video).
Según Tenfield Perrone no sigue más. Bueno, una lástima, los franjeados se pierden de tener al goleador de su historia, que si llega a ser superado algún día, en su defensa podrá decir que él entraba en los segundos tiempos.
Diez escalones más abajo de la incorporación de Jadson Viera, viene la de Fabián Canobbio. Pobre muchacho, pasó días llorando en su casa porque se lo vinculaba con Nacional. Gran derrota para el periodismo, que ya lo daba hecho, como lo de Novick, que mágicamente nadie sabe nada de él pero todo bobo con micrófono en la boca dijo que si llegaba Abreu, llegaba Novick. Pero estábamos hablando de Canobbio, seguramente uno de los tres mejores jugadores del fútbol nuestro. Por eso no entendemos cómo llegó a Danubio.
Y por último un rumor. Puede llegar Pandiani, sí, el “Rifle”, ni el hermano ni su hijo a las formativas (es muy de crack que jugó en Europa tener un hijo y mandarlo a las inferiores de otro equipo diferente al que jugó en su país). Sin dudas que, de concretarse este pase, Pandiani también entraría en el mismo casillero que Canobbio, ese que dice “no entiendo cómo no juegan en Peñarol”.
Defensor Sporting Club:
Una incorporación de lujo. En la cantina del club llegaron unos nuevos canapés traídos exclusivamente de Australia, una delicia, $95 la bandejita de dos unidades. Por otra parte, se le echó aceite al portón de la cancha de fútbol 5, rechinaba como loco y así el encargado no podía mirar la novela. Queda pendiente arreglar la red que cubre la cancha, que por el momento hace que cualquier tiro desviado te haga dar una vuelta olímpica por adentro del club para ir a la calle a buscar la pelota. Pelota que tenés que llevar vos porque como se perderían todas en esa cancha de mierda sin techo ni redes como la gente, no te prestan ninguna.
Ah, se rompió todo el Nico Olivera en su vigésimaoctava vuelta al club. Y seguramente se venda a Rolan y Laxalt a algún cuadro español que descienda esta temporada, y entonces los tengamos jugando en Nacional a fin de año.
Liverpool Fútbol Club:
Otro equipo con nuevo DT, Raúl Möller. Entrenador que volverá a fracasar luego de que “triunfara” en El Tanque dándoles alimento para caballo a sus futbolistas. Claro, jugar en el interior hacía que sus futbolistas lograran mimetizarse con el entorno, pero en Liverpool no sucederá lo mismo. Además la lógica lo indica, a Möller nunca le va a ir dos veces bien. Está en la tapa del libro del fútbol, debajo de “dos cabezazos en el área son gol”, con letra tamaño 5, ya que es la tapa de un libro y no de una enciclopedia.
Por otra parte tenemos la duda de si Pezzolano ya estaba o vuelve otra vez. Nunca lo comprobaremos, siempre tenemos la sensación de que regresa de algún club mexicano o del este de Europa.
Y por último, la mala. Se cayó el pase de Juan Ramón Curbelo, un prometedor mediocampista sin minutos en Nacional. No es que Curbelo sea crá, pero peor que Macchi no puede ser. Ojo, Macchi en Belvedere es Dios, te tenés que parar para pronunciar su nombre (aunque ya estés parado porque en ese estadio tan chico no podés ver un partido sentado porque perdés un 30% de la visual).
Club Nacional de Football:
Vamos a tratar de hacerla corta, porque evidentemente estamos ante uno de los dos equipos con mayor número de incorporaciones intrascendentes. Aunque extrañamente en este mercado cualquiera de los dos se movieron bastante menos de lo que nos tienen acostumbrados.
El problema de Nacional en este período de pases es que no pudo deshacerse de los perros que tenía, siguen Damonte, Taborda, Curbelo, Juan Manuel Díaz, el Hueso Romero, Matías Cabrera y Burián (Burián siempre sigue).
Llegó Abreu, hará dos goles de cabeza, picará un penal, errará dos, hablará todas las semanas haciendo hincapié en el grupo, tomará mate con Scotti, le hará un gol a Peñarol en un rebote que se discutirá toda la semana si fue de él o de Bologna en contra, comerá banco en el final del campeonato, y al final del semestre se retirará y será el DT de Nacional.
Luego llegó Efraín Cortés. Mucho gusto, mi nombre es Chanchito. Aparentemente es colombiano y viene con una rodilla jodida y con un asterisco en su Currículum vitae: “una vez le jugué una carrera a Daley Mena y empatamos”. En seis meses va a préstamo a El Tanque.
También se incorporó Juan Albín. Siempre aprendí que a los 26 años un deportista está en la edad de su máximo rendimiento deportivo. Volvió de Europa a los 26… Seguramente a los tres meses esté suspendido por dopaje.
Y llegó finalmente Iván Alonso, jugador que viene hace seis meses sin jugar. Va a hacer goles, no descubro nada, pero jugando pocos minutos, hasta la 6ta fecha el Chavo Díaz va a probar diferentes equipos con Taborda, Medina o Abreu. Para apostar a un fútbol dinámico y moderno, claro.
Club Atlético Peñarol:
¿Incorporó a alguien? Sí, al “Vasquito” Aguirregaray, otro que retorna del fútbol europeo y que seguirá los pasos del colorado Gunino o de Urretavizcaya. Es decir: perderse en el olvido o jugar en Boston River (básicamente lo mismo), o ir y volver de Peñarol a Europa cual estudiante que se decide a hacer un posgrado en Alemania pero decide viajar todos los días como estudiante universitario que vive en Pando.
Volvió Walter López. Luego de hacerse ídolo en Cerro Porteño, “el zurdo” retorna al carbonero luego de que el club paraguayo no quisiera poner un solo peso más por él.
Se puede ir Cristóforo a Europa. Para seguir el camino de Aguirregaray y Urretavizcaya. Le deseamos lo mejor, que al menos le paguen.
Y sigue Darío. Y esto no sería noticia si no fuera por la edad del defensa aurinegro. Esto del deporte a alto rendimiento para la tercera edad es peligroso. No quedan dudas de la bondad de Darío, él no sabe decir que “no”, y en Peñarol nadie se anima a retirarlo. Habla muy bien del nivel futbolístico local la vigencia que este carcamán todavía tiene. Lo adelantamos, será la figura en este campeonato uruguayo que logará el carbonero y al final del semestre todos lo van a querer retirar pero éste optará por seguir seis meses más para poder jugar la Copa Sudaméricana. Esa copa que todos piensan que un equipo uruguayo podría ganar si se pone las pilas, pero nunca la gana, e incluso la llegan a definir equipos argentinos que pelean el descenso, y alguno hasta la gana. Y así sucesivamente hasta que un día Darío muera en cancha y su nombre se estampe en alguna tribuna del estadio de Peñarol.
Y falta el tapado de Damiani. Seguramente algún argentino que termine jugando en 3era como el último que trajo, u otro brasilero fiestero que haga dos o tres goles hasta que se adapte a la movida nocturna montevideana.
Y hasta aquí este minucioso y detallado informe sobre la actualidad de los planteles que le importan a este Mundo. Quisimos hacer un sorteo y hacer un análisis de uno de los equipos que faltan, pero siempre salía un cuadro al cuál le deseábamos el descenso u otro en el que nunca pasa nada nuevo.

Bajados del firmamento. El “Loco” Abreu en su recordado gran fracaso televisivo en el canal uruguayo, ese que apuesta fuerte todos los años rememorando a “Ana y los siete”. Möller, que ya se va agarrando la cabeza por cada patada planchazo de Macchi, quien después forma un círculo con sus brazos para explicar que fue a la pelota. El “Rifle” Pandiani, que cambiará sus goles en España por insultos de los hinchas de Danubio. El “Vasquito” Aguirregaray, que ahora tiene pelo largo y volvió a jugar de lateral. Olé Olé, que dejó de correr por su vida, en donde perdió el escudo de Nacional cuando pasaba por la puerta de Tenfield, y ahora demostrará el talento que decían que tenía hace 7 años. Efraín Cortés, un filósofo de la defensa. Jadson Viera, con pelo y posando para alguna revista, un celebrity. Y el Nico Olivera, en algún mostrador.

 

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