Cuando en estas fiestas levantemos una copa, vaso, botella cortada, petaca o tasita de té (seguramente alguien brinda con tasita de té, en este mundo de locos) acordate de Manolo

Entrando ya en el último mes del año (año que se ha pasado volando como el negro Mejía corriendo un bondi) llega la decimotercer entrega, más de una por mes, irregular, con grandes baches temporales de poca inspiración.
Todo conlcuye al fin dijo una vez alguien; por este motivo no pienso terminar aquí, hasta no conseguir publicidad para auspiciar mis notas no voy a detenerme. De esto quisiera vivir.

Cerca de las fiestas, momento nostálgico por excelencia (cómo le gusta al uruguayo la nostalgia) es importante acordarse de aquellas personas que no pasarán un buen 25 o 31 de diciembre.
Desde un primer momento, en el que asumió, era sabido que Manolo no iba a durar demasiado bajo la conducción del penarol. ¿Por qué esto? Porque sí, no es necesario explicar esto a ningún amante del fútbol, y mucho menos a un conocedor del fútbol uruguayo; aquel mismo hincha que sabe que lo están metiendo adentro de un arco cobrando faltitas, aquel que acusa la homosexualidad del línea a través del tejido, aquel que se compra un café y entabla un diálogo con dicho cafetero (eternos trabajadores de nuestro país, eternos en sus rasgos, eternos en sus edades, eternos en su conocimiento; supieron ver campeón del mundo a nuestro paisito, a nuestros clubes grandes. La verdad vo, estos tipos trabajaban vendiendo en la vieja cancha de penarol en Pocitos).
El enorme, imparcial y eterno periodismo de nuestro país (no tan eterno como los vendedores, eso sí) desde este primer momento comenzó a cuestionar a Keosseián. Opinión sostenida en aquel fundamento básico del argumento uruguayo-rioplatense: "no podé".

Aquí es momento de hacer editorial y quebrar una lanza por Manolo. Los grandes hombres que forjaron nuestro país tenían bigote, y no voy a aceptar que se me diga que Manolo está echando al suelo toda esta larga e invaluable tradición. Desde Artigas y su espeso bigote que cubría el labio superior (la única imagen verídica de José Gervasio Artigas [el Jóse para los amigos] era de su vejez; datos biográficos asegurarían que Artigas usaba bigote [declaraciones de Ansima a Las voces del fútbol admitiendo que "el Jóse usa bigotes porque cree que es la única forma de ganar en prestancia, es de hombre. Cuando lo ves tomando mate con ese bigote espeso te mojas encima, en serio: te mojas; porque temblas de miedo y el termo en esta era de la humanidad no es como dentro de 200 años, el tapón no cierra bien", eran los dichos del popular Negro a la entrevista realizada por Julio Ríos, antes de ser rajado de la Sport. Confirmando lo que se presentía ya. Sí, se presentía, alguien de la importancia de Artigas tenía que usar bigotes]) hasta el armenio Yeladián, un apóstol de la camada de DT's de cuadros chicos.
Y ahí está el concepto, Manolo es un claro reivinidicador del bigote como motor de los Grandes Hombres del Uruguay (concepto manejado por Ansina una v ez entrevistado por Da Silveira en Da Silveira con usted). ¿Porqué Manolo un exponente de esta grandeza? Porque tiene las características de estos grandes. Hombre generalmente callado, pausado en su hablar (con la pausa de como si siempre hubiera hecho el ruidito de la última chupada del mate). Porque supo reconocerse a sí mismo como DT de cuadro chico y no durar ni un campeonato en un equipo grande. Porque se van por la puerta de atrás y ni chistan al guarda (José Carlos Domínguez en este caso hace las veces de guarda en penarol, esa cara no visible pero siempre presente para cortarte el boleto de un paquete Casaleño). Porque tuvo que soportar casi todo un campeonato con un arquero con dos resortes en las manos, petiso y con un cayo en el pie derecho (siempre que repone desde el arco termina en un contrario; la IFFHS lo premió como el Arquero más burro con el pie del Siglo). Porque soportó visualmente a un gordo en la mitad de la cancha creyéndose Cristiano Ronaldo pero con un promedio de burradas superior a la media diegojaumense. Porque tuvo que encontrarse con un argentino que se adaptó inmediatamente al medio local, como Solari, quien vivió entre algodones jugando menos partidos que Recoba o que... nadie, nadie se lesiona más que Recoba; un claro síntoma de uruguayismo por parte del Indiesito. Porque tuvo dentro de su plantel un androide colombiano que entreveró sus piernas con el balón más veces aún de las que Sosa despejó bombeado y a la cabeza de un rival. Porque tuvo que soportar visualmente las explosiones en velocidad de Darío Rodríguez por la banda izquierda, haciéndonos recordar los mejores tiempos de nuestro fútbol en donde estaba de moda jugar partidos de despedida para jugadores que apenas ganar un par de torneos cortos. Y finalmente porque tuvo un ejemplo de grandeza, uno de los más grandes de todos los tiempos, más grande aún que el de Felipao Scolari embocándolo a Dragutinovic o Defensor Sporting contratando a Traversa o Fleurquin. Y este gran acto fue colocar a el gran ídolo mirasol en el 11 inicial, luego de que abriera su boca para expresar su clara disconformidad con su planteamiento ante Liverpool, generando la polémica durante semanas en nuestro queridísimo periodismo; más polémico aún que la teñida del pelo de Alejandro Figueredo. Y no solo Manolo demostró su grandeza por esto, sino también  por colocarlo en la cancha a pesar de la clara disminución física en la que vive Pacheco (más allá de la que ya representa su escueto tamaño, tanto de cuerpo como de piernas, éstas últimas aún más reducidas [Pata corta del Siglo nombrado por el IFFHS]). ¿Qué hubiera hecho cualquier otra persona sin bigote de nuestro país? Decirle "Tony, no seas malo. Todo bien con que sos ídolo, con que sos pata corta y tiras centros pasados (gran contradicción), con que vendan banderas con tu nombre (aunque no se venda ninguna, yo en el Estadio nunca vi una de esas), que ni al propio Francescoli en River le hicieron un llavero con su nombre. Pero no estás pa' jugar, dejame que pongo al negrito transgénico". Pero no, Manolo como hombre de bien, como hombre con bigotes lo colocó en la cancha. Y así le fue.
Por eso, todos este fin de año tenemos que recordar a Manolo; a quien no le importó dirigir a penarol en un clásico sino que lejos de esto siguió siendo el mismo hombre de siempre, aquel que dirigía a Bella Vista. Aquel que limó asperezas con el máximo ídolo carbonero (cada día más devaluado, la idolatría empieza a emparentarse con cantidad de años en la permanencia en el club, lejos del concepto bolsilludo, sino Coelho tendría monumento en los Céspedes y una tribuna en el Parque Central). Aquel que porta su bigote como si nada, aquel que es ídolo en Guatemala, Honduras o Costa Rica; y aquel hombre que en cualquier momento vovleremos a ver recorriendo las canchas de nuestro país (Fosa, Palermo, Della Valle, Mendez Piana, Pque. Maracaná, etcétera). Levantemos la copa y digamos "por Manolo, un referente en nuestro país, un demasiado hombre para esta sociedad, un bigote dentro de los lampiños valores culturales de nuestro país".

Manolo advierte al popular "Pato" que tiene amarilla; éste luego de contestarle con un improperio le aclara que jamás fue expulsado por doble amarilla. "Si me echan siempre es por patada de atrás y roja directa".


6 comentarios:

  1. Bueno pa variar me mudé con vos, te aguanté los trapos en el feibuk, después en tresmillones (andá a saber que es de la vida de eso) y ahora acá. Escriba nomá mijo, que acá hay una bengala pa prender y unos trapos pa aguantar. Adrián

    ResponderEliminar
  2. Estoy conmovido hasta las lágrimas... Parece que hubiera sido ayer cuando escribí mi primera nota. Parece que hubiera sido ayer cuando me insultaste por primera vez...
    Nada más lindo que sentir el cariño de la gente, el calor y el clamor popular (dos o tres personas). Un saludo para la gente de tresmillones.

    ResponderEliminar
  3. Buenazo. Como buena manya que soy, sospeché que algo pasaba cuando el mismo cuadro que goleaba a casi todos los demás, y venía invicto, empezó a perder con Chuminga La Pocha Fóbal Clú.
    Buen blog, me gustó tu propuesta, así que te voy a seguir.

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias Luzbelita. Me gusta saber que entendés lo que es hacer humor; porque siempre temo que entren a aparecer comentarios del tipo "galllinaaaaaaa, vooo gallinaaaaaa, gallinaaaaa" y ta'... hasta ahí llega el razonamiento más complejo. Saludos blogger-amiga.

    ResponderEliminar
  5. Humor es lo que me haga reir, y puedo reirme de mi misma y mis fanatismos.
    No voy a trollearte el blog por ser de otro cuadro, teiquirisi.
    Y felicidades!

    ResponderEliminar
  6. Muchas gracias. Felicidades para vos también (y que no termine este intercambio recíproco de blog a blog, estuve leyendo alguno tuyo y me gustó bastante), un beso.

    ResponderEliminar