Esto de la modernidad

Quizás en mi país pasan cosas y con el mismo retraso que cualquier conexión a internet-uruguaya-normal me voy enterando.
Recuerdo cuando los flogger me pasaron por arriba (no literalmente, ya que con sus robóticos pases de baile podría haber sido asesinado por uno de esos bichos con el pelo lamido pa un costado), de un momento a otro nuestro país estaba poblado de especímenes con extinción precoz. Una música –la electrónica- que claramente había sido catalogada de dos maneras: de poco varonil, o de europea; lo que en sí resulta casi lo mismo.
Al mismo tiempo supieron convivir los más polémicos de todos: los emo. Estos se caracterizaban por ser sensibles a la realidad, esa realidad que día a día los (valga la redundancia, redundancia misma en la que caía cualquier argumento que uno de estos bichitos utilizara luego que robara cámara) sensibiliza (yo creo que metí ese anterior paréntesis para que no sea redundante poner “sensibiliza”). Volviendo a los emo, éstos al ser tan sensibles, como un tanque de nafta luego de acercarle un encendedor, decidían arremeter contra este mundo cruel, mezquino, injusto y discriminante, ¿de qué forma? Tapándose un ojo con el pelo. Lo ridículo de estos personajes poco comprometidos con la sociedad, excepto la Sociedad de Vendedores de Shopping, quienes incrementaron su venta de “Ropa negra que parece heavy pero la usan estos putos”; duró lo que una flatulencia: segundos.
Casi sin darnos cuenta apareció una versión remixada de los Planchas. Y acá abro un paréntesis: respeto plenamente la comunidad Plancha de sus comienzos, la precursora, los nativos de la especie. ¿Soy Plancha? No, pero siempre conviene respetar a los nativos de esta especie; eso me lo supo enseñar la vida con una pedrada antes de entrar a una panadería. Esta nueva versión de esta especie –que repito: respeto plenamente- significan un remix entre los nativos y los bichos de moda hasta el momento: los flogger. Se me dirá que casi no tienen diferencia: y no, no la hay prácticamente. Se distinguen casi que exclusivamente por el cambio en la música que escuchan, la gorrita, el peinado más corto –y más feo-, y los piercings. Después básicamente los anteriores flogger, y los hoy planchas remixados son básicamente lo mismo: tienen como objetivo de vida sacarse fotos en frente al espejo, tal como nos aseguraba un integrante de la comunidad, quien se dio a conocer como ‘Eii SAnty del Basañe.
La característica que los une a todas estas especies, además de la foto en frente al espejo, que ya es una costumbre más dentro de estas culturas, viene a ser lo que las armas a la civilización occidental, pero encajándose una foto medio de perfil, posando pero a su vez mirando como quien dice “ah mirá, me están sacando una foto, no me había dado cuenta”, y con la mano haciendo un gesto choto. Decíamos que existe otra característica, y sobre esta nos habló el científico Henry Pámelachu, quien se encuentra todavía en el país, haciendo tareas científicas de vez en cuando. No solo la fotografía en frente al espejito –siempre del baño- es la cualidad de estos planchas remixados, los flogger, y los putos emo: también tienen una ortografía “de mierda”; según la calificó el prestigioso científico canadiense.
‘Eii SAnty del Basañe nos contaba que además de lidiar día a día con sus tareas de plancha remixado, tiene que enfrentar un juicio. Habría sido demandado por un comentario al pie que utilizó en su foto de perfil del facebook, utilizada el 22 de febrero de 2011 a las 14:05, repetida el mismo 22 de febrero de 2011 a las 14:18; y utilizada por último el 24 de febrero de 2010 a las 19:21. Dicha frase rezaba: “plancha no se hace, se nace”. La demanda, según trascendió, habría sido hecha por “el plancha rubio que se hizo famoso en Zona Urbana hace unos cuantos años”; quien se considera un nativo en la especie. Además trascendió que ‘Eii SAnty del Basañe enfrentaría “problemas de barras” con la barra brava de Basañez. “Este pibe ta pa sacarse fotos… Lo vamo a terminar limpiando, lo vamo”, declaró un integrante de la barra de Basañez.
Ya con el asombro aplastado contra el suelo, pisoteado, embarrado, hundido en alguna alcantarilla de ésas que siempre que veo sueño con ver una tortuga ninja salir violentamente; hoy me encuentro con nuevos cambios.

Pixelamos la marca ya que no pretendemos generar violencia; sabemos que muchas personas ya crearon odio hacia la marca y sus efectos en la sociedad. Pámelachu decía que “justo le tocó a esta marca, podía ser otra; pero en sí fue la primera en lanzar el fluor al mercado de la ropa deportiva, antes se utilizaba pa la construcción o para salir a andar en bici en la ruta”.
¿Soy yo o creció el número de patinetas per cápita? Ahora sí, me cierra todo. Tantos años de películas –de negros y para negros- hollywoodenses tenían que servir para algo. No significa nada que estas películas se filmen hace aproximadamente no menos de 50 años, pero qué esperaban, esto es Uruguay y las cosas llegan siempre tarde, como uno a la parada cuando va llegando y ve pasar el que le sirve. Uruguay siempre está en ese limbo de “llego a la parada pero no, siempre va pasando el que me sirve”. Vemos todos los cambios cuando van llegando pero nos pasan por arriba, y ahí entonces tenemos que esperar el ómnibus que viene, pero eso ya nos demandará un tiempo extra. ¿Qué quiero decir, además? Que tanta película de negro y para negro yankee un día tenía que surtir efecto, las cadenas y joyas ostentosas, las gorritas con viseras rectas, las ropas amplias y de béisbol, los championes grandes, el tonito de voz patotero (que poco se condice con verlos en un “espejo público” arreglándose el pelo para sacarse una foto en frente al espejo del baño), y ahora la patineta. Listo, era el último paso que nos faltaba, verlos bartsimpsoniando por las calles, creyéndose los chicos malos de la ciudad. Lo único que espero es que haya un Milhouse detrás de cada uno, así por lo menos la cosa se me hace más divertida.

Nunca vi uno de estos ni tampoco me subí jamás a uno, pero igual me considero de esta gloriosa época.

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