Ahí viene, ahí viene



Vivimos en tiempos donde el fútbol es más importante que el trancado precio del dólar o las discusiones eternas sobre las mineras.
Y si en Uruguay hoy hablamos de fútbol, hablamos de la Selección Uruguaya. Y si hablamos de la Selección Uruguaya hablamos de "la celeste". Y si hablamos de "la celeste" hablamos de su gente. Y si hablamos de su gente hablamos de la ola.
Recordemos, la ola no es un invento uruguayo como las tortas fritas, el mate, el fútbol de botones, la fecha libre, el "al fondo que hay lugar", o los semáforos part-time*. La ola, señores, es mexicana. Sí, mexicana como los tacos, el tequila, el Chavo del Ocho, y las novelas con finales en casamiento.
Según los expertos en olas, se inventó en 1986; año en que México organizara el Mundial. Hasta el día de hoy los espectadores divierten (?) el espectáculo con este paisaje de masas que se organiza.
Claro que no fluye así nomás. Siempre comienza en un sector, con un grupo de 20 a 50 personas que son los precursores de la misma, y que con insistencia le darán comienzo con el objetivo de que todo el estadio se una al ritual.
Parte del rito también es la sensación de "se acerca". Parecidísimo a lo que se siente cuando en el ómnibus uno sigue con la mirada a la bella dama que busca asiento, y efectivamente se sienta al lado de uno. Podríamos decir que pasa lo mismo con la ola; esa excitación, ese fervor colectivo que ingresa todo junto en uno esperando para pararse y levantar los brazos, en un gesto técnicamente denominado como "de pelotudo". Para comprobar finalmente lo mismo que con la dama en el ómnibus, pasó, ya se sentó; y terminó. Y termina la ola, y se baja del ómnibus la dama luego de 15 minutos en los que uno no se decidía con qué comenzar la charla. Pero ahí  viene la ola de nuevo, y la excitación vuelve; ahí se sube otra dama, bueno, ésta no está tan buena, veremos qué pasa.
*Les cuento a ustedes, queridos lectores, que en el interior del país existen semáforos a los que les denomino "part-time", ya que funcionan normalmente durante el día, pero en la noche se mantienen en luz amarilla intermitente. Claramente un invento uruguayo.

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